Los científicos buscan la fuente de la eterna juventud, la forma de no envejecer, de llegar a vivir más de cien años y lo hacen con todos los medios técnicos a su alcance cuando la solución la tienen todos los días en los medios de comunicación. Los medios de comunicación proporcionan cada día una serie de noticias que dan las pautas para vivir casi eternamente. Nada de estudios genéticos ni de utilización de células madres. Basta con pasarse el día comiendo superalimentos, que los hay de todo tipo, bebiendo distintos tipos de té, infusiones de jengibre, inflándote de yogures que aumentan la macrobiota, que potencian las defensas, bebidas que disminuyen el colesterol, nueces con grasas poliinsaturadas, pescados azules, sardinas en conserva. Si una persona siguiera los consejos alimenticios que se lanzan no tendría tiempo suficiente con las horas de un día para cumplir todas las recomendaciones. Con todas estas ingestas no hay triglicéridos que se resistan, tensión que se dispare, hígado que no deje de ser graso y riñones que no trabajen como una depuradora nuclear. Y el corazón y el cerebro protegidos de infartos e ictus. Y todo sin engordar. Y con demostraciones científicas de escasa fiabilidad.
