Opinión

Lanzamiento

Está mal visto que los jueces se manchen la toga con el polvo del camino. Pero se puede pisar la calle y ver lo que pasa alrededor. El juez que ha decidido aplicar un lanzamiento por la deuda de una inquilina de 88 euros tendría que haber sospechado de las aviesas intenciones de quien se decide a poner en marcha toda la maquinaria de la justicia y haber derivado el asunto a cualquier instancia de mediación para resolver un asunto de tan pequeña cuantía para el problema tan grande que se origina a una mujer de 78 años que puede verse desahuciada de la casa en la que vive desde hace cincuenta años pagando religiosamente la renta. Si el asunto se complementa con que, según las crónicas, el piso se encuentra en el goloso Barrio Gótico de Barcelona, se trata de un piso de renta antigua, la propietaria se dedica al alquiler de pisos turísticos, y pudo utilizar una triquiñuela para engañar a la inquilina, la nariz del juez tenía que haber detectado que algo olía a podrido en Dinamarca.

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