A veces tengo la sensación, con respecto al uso de la mascarilla, que los que hace un tiempo pedían que se retirara cuanto antes son los que ahora consideran que quizá sea demasiado pronto, mientras que aquellos que decían que no se la quitarían en ningún caso son los primeros que hacen campaña contra el tapabocas.
En este momento, los liberales deben estar que no caben en sí de gozo por cuanto a la vista de la reacción ciudadana, cada uno hace lo que le da la real gana en uso de su libertad, salvo en los sitios reglados, y se la pone o se la quita según le dé el aire en espacios abiertos o cerrados. Al mismo tiempo es el paraíso de los iliberales, de los que se oponen a cualquier decisión por sistema y porque quizá sean de los antivacunas que no han salido del armario. Estas muestras de libertad y de libertinaje bien entendido van acompañadas de otras actitudes no menos sabias como el instinto de conservación, la prudencia y el sentido común.
