Opinión

Siete maravillas

La democracia digital tiene estas cosas. Y no porque quien está en la lista no lo merezca, sino porque siendo todos los que están no están todos los que son, que podrían tener más predicamento. Que las papas arrugas canarias se hayan alzado con el primer puesto, por delante del jamón ibérico, entre las siete maravillas gastronómicas nacionales es, francamente, una sorpresa. Lo mismo que aparezcan los paparajotes murcianos o la quesada pasiega cántabra, que siendo dulces deliciosos tienen menos proyección nacional que las torrijas, por poner un ejemplo. Nada que objetar al pulpo a feira, la paella y la tortilla de patata. Pero de la misma forma que se pueden volver a celebrar las terceras elecciones, también se debiera repetir esta elección y votar con espíritu menos localista. 

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