Opinión

Martirologio

Tan difícil como conjugar el verbo dimitir entre los políticos o por cualquier persona con proyección pública es ser capaz de renunciar a un puesto de relumbrón, de esos que tiene importancia política y social y en este caso profesional. La decisión de Almudena Ariza, la actual corresponsal de TVE en París es sorprendente, llena de dignidad y le honra. Llamada a ser la próxima directora de los Servicios Informativos de TVE, no le ha parecido suficiente el respaldo de sus compañeros en un referéndum no vinculante y ha decidido que no va a hacerse cargo de una plantilla que parece no confiar en ella. La verdad es que su cargo es uno de los más delicados, porque se trata de uno de los pimpampum favoritos de cualquier oposición, que pone en duda siempre la imparcialidad de la televisión pública.  Ariza ha contado con un apoyo directo del 65% de los trabajadores que han votado, poco más del 10% del total. Muy poco para formar parte del martirologio televisivo.

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