En Madrid, rompeolas de todas las España cabe gente de toda condición, los listos, los tontos, los mediopensionistas, los militares sin graduación, los funcionarios y la gente corriente. También hay descerebrados, insumisos a las leyes, miembros de sectas, liberales de los defienden exclusivamente su libertad sin importarles derechos y libertades de los demás y otros a los que no les de vergüenza decir lo que piensan o pensar lo que dicen. La manifestación de unas tres mil personas en Madrid en contra del uso de la mascarilla porque coarta su libertad, que afirman que la pandemia es una mentira, que dicen que los hospitales están vacíos y que todo responde a una conjura internacional y que el covid-19 se ha inoculado a través de la vacuna de la gripe es para preocuparse. Y por supuesto no están dispuestos a vacunarse cuando el antídoto esté disponible. Ahí, llevan razón, que se vacunen o no según su entender. Pero mientras tanto que cumplan la ley de la mascarilla. O multa al canto.
