Opinión

Nido

Ni los nobles ni los villanos se libran de los procesos psicológicos que se producen cuando cambian determinadas circunstancias. Los reyes de España, por ejemplo, se enfrentan ahora al síndrome del nido vacío porque sus dos hijas se encuentran ya fuera del hogar, cada una iniciando una nueva etapa de su vida, la mayor y heredera, la princesa Leonor en le Academia Militar de Zaragoza, y su hermana pequeña la infanta Sofía en el UWC Atlántico College, en Galés. Está estudiado que la marcha de los hijos y que la casa se quede sin la mitad de sus habitantes, los polluelos de los que hay que cuidar, pasa por cinco fases, la de felicidad por haberse sacudido esa responsabilidad al menos momentáneamente, pero esa euforia, segunda fase, puede dar lugar a que la pareja se enfrente a situaciones no resueltas ocultadas por la crianza; la tercera es el duelo, porque a pesar de todo se les echa mucho de menos. Las ausencias dan lugar a la instauración de nuevas costumbres y definitivamente a la aceptación de la nueva vida, que resume todas las anteriores.

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