El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, proclamó que el proceso independentista se basaría de algún modo en la astucia, para engañar al Gobierno y poner al Estado de rodillas. Y desde entonces no ha habido treta o truco que no hayan intentado, ni malabarismo legal que no hayan practicado. Pero como se decía en la frase infantil, antes de conocer los sofisticados métodos de los que disponen para realizar sus pesquisas, “la policía no es tonta”, aunque a veces lo parezca como el día 1-O. Después de aquel fiasco no se podían permitir otro fracaso y por supuesto desde que Carles Puigdemont huyó a Bélgica ha tenido pegado a sus talones policías y espías que lo han controlado en todo momento, no fuera que se le ocurriera presentarse en el Parlament para su investidura y armar la gorda. El resultado de sus ansias propagandísticas ha sido su detención. Qué se creía. Tan astutos para unas cosas y tan ingenuos para otras. Ay, Puchi…
