Opinión

No hay dos sin tres

Ya está a falta de un triunfo para conseguir lo que solo otra persona ha conseguido antes que él. Y está dispuesto a lograrlo con entrenamiento, tesón y un poco de suerte, la que suele acompañar a los campeones y a los audaces. Son triunfos para acallar muchas bocas y para confirmar las impresiones de otros: es el mejor no solo porque sus triunfos lo acreditan, sino porque lo dicen quienes más saben de lo que hablan, sus propios compañeros convertidos en adversarios. El piloto Fernando Alonso acaba de ganar las 24 horas de Le Mans, ganó en dos ocasiones el Gran Premio de Mónaco y ya tiene la doble corona. Le faltan las 500 millas de Indianápolis para hacerse con la triple al ganar en estas tres pruebas míticas. Y tiene tiempo para lograrlo. Y en la F-1 en la que compite habitualmente se le podría aplicar el verso 20 del Cantar del Mio Cid, “Dios, que buen piloto, si ovviesse buen motor”.

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