Opinión

Nuevos negocios

El premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional ha ido a parar a la Convención de la ONU para el Cambio Climático y el Acuerdo de París. Días después el Solar Impulse, el avión que se alimenta con energía solar exclusivamente, ha llegado a Sevilla, mientras que en Suecia han abierto dos kilómetros de una carretera eléctrica para camiones que parecen trolebuses. Poco a poco y demasiado lentamente, se avanza en la puesta a punto medios de transporte que se mueven con energías limpias. Son proyectos con visos de llegar a formar parte de la vida cotidiana. Solo falta que los negacionistas del cambio climático no se hagan con la Casa Blanca y que los lobbies defensores de las energías fósiles se rindan a la evidencia. O cambien de negocio.

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