Hay ganadores y ganadores sin la grandeza que se supone a un vencedor que sin esa característica quedan relegados a la insignificancia. Orestes, uno de los participantes más queridos del programa “Pasapalabra”, rescatado para otro programa “El cazador”, volvió a donde salió y ganó un premio de 25.000 euros en la prórroga, pero como en el tiempo real había empatado con su contrincante, decidió compartir el premio con él al cincuenta por ciento. El segundo, en otro gesto de dignidad rechazó la oferta. Todo lo contario que el subcampeón, en el American Express Championship, de la PGA, el golfista surafricano Christiaan Bezuidenhout al que le mojó la oreja un aficionado de 20 años, Nick Dunlap, que por no ser profesional no pudo cobrar el millón y medio de euros que debía embolsarse. No consta que el segundo haya mostrado intención en compartir un premio que no se merecía. Porque no tiene la grandeza de Orestes.
