Opinión

Publicidad y respeto

Son las dos caras de la misma moneda. Publicidad que se agradece porque pone de manifiesto un problema que cada vez es más evidente: que las enfermedades relacionadas con la salud mental serán las más relevantes en el siglo XXI como se venía vaticinando desde el siglo pasado. Pero, del mismo modo que conocer qué personalidades públicas sufren ese tipo de dolencias, es necesario el máximo respeto hacia quien ha manifestado padecerlas. Ricky Rubio, el baloncestista de élite, se ha retirado temporalmente de la competición para curarse de la suya. Lo ha contado y se suma a la lista cada vez más larga de los afectados por los rigores del juego al máximo nivel. Ha cumplido con su obligación al no ocultar su malestar para ayudar a quien lo pueda necesitar y para evitar rumores. Por ese motivo también ha de respetarse su petición de que se preserve su intimidad. Ambos términos no son antitéticos, y nada resta valor a su gesto.

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