Llega el verano y se anuncian más de medio millón de contrataciones la inmensa mayoría de ellas relacionadas con las actividades turísticas, que van desde la hostelería al comercio y el ocio. Es decir se confirman los peores augurios, no por supuesto para quienes encuentran un trabajo aunque sea temporal y precario y que preferirían mantenerlo una vez que se acabe la temporada estival, sino porque volvemos a ser los camareros de Europa, y el turismo, la principal industria, lo que implica que una vez más no se avanza en el cambio de modelo productivo, que el empleo que se crea, temporal y precario, sigue teniendo muy poco de valor añadido. ¿Es malo que se creen medio millón de puestos de trabajo? No, por supuesto. Pero que no se busquen justificaciones ni engañen sobre el futuro.
