Se ha dicho que la cárcel es una universidad. Lo fue para aquellos presos comunes que convivieron con los presos políticos durante el franquismo y que adquirieron conocimientos de los luchadores por la libertad. Se ha dicho también que la cárcel es una universidad para los delincuentes que entran en ella por delitos menores y que en contacto con otros penados aprenden lo que no deben y hacen fracasar la labor de reinserción y salen peor que entraron. Coinciden en la cárcel de Soto del Real tres maestros de la delincuencia –presunta- de cuello blanco, Mario Conde, Miguel Bernad y Luis Pineda y el riesgo es si en el contacto con el resto de presos crearán escuela y sembrarán las calles de alumnos seguirán sus enseñanzas.
