Hemos pasado los últimos decenios diciendo que estábamos ante las generaciones de jóvenes mejor preparadas, pero desde 1975 en cada generación se ha ido perdiendo perdido coeficiente intelectual. O sea que algo no cuadra, porque no se puede ser más listos y más tontos a la vez. O puede que como en la economía se hayan acentuado las desigualdades y que los listos sean cada vez más listos y los tontos cada vez más tontos. Para los nacidos antes de esa fecha, el estudio realizado en Noruega y se supone que extrapolable, al menos en los resultados en bruto, estos suponen una subida de autoestima frente a los jóvenes que se creen los amos del universo. Y sobre todo vienen a confirmar otra evidencia, los trabajadores de una cierta edad, esos que a partir de los 45 años son ya desecho de tienta y carne de paro de larga duración, tienen más inteligencia además de más experiencia que los jovenzuelos que les sustituyen. Que tomen nota los empresarios.
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