Opinión

El foco del 25-N


El viernes, 25 de noviembre, es el Día  Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Así lo designó la Asamblea General de las Naciones Unidas el 17 de diciembre de 1999. Es decir, ayer,  aunque las violencias contra las mujeres, infligidas sólo por una causa, la de ser mujeres, son tan antiguas como la propia humanidad. Faltan cuatro días y este año corremos el riesgo de ser arrasadas por la vorágine de otras actualidades y no nos lo podemos permitir. Debemos poner todo nuestro empeño y fuerzas para  mantener este viernes el epicentro de las miradas en la violencia machista que nos mata cada día. 

Las tentadoras ofertas del Black Friday, el aniversario del divo con pies en el fango del maltrato, los partidos del Mundial de Catar que nunca debió ser o las devastadoras y nada constructivas polémicas que nos alejan de las víctimas, no pueden silenciar los gritos contra esta lacra demencial. 

Tal vez sea también el momento de repensar qué buscamos el 25 de noviembre y ajustarnos a su objetivo, con autocrítica incluida, que siempre es sana. En los últimos  tiempos, este día ha comenzado a desdibujarse a medida que hemos dejado sitio, de manera involuntaria y también de manera intencionada, a actos, discursos y actividades que buscan otros protagonismos y otros réditos, bien alejados del problema mundial que supone esta violencia sobre las mujeres por ser mujeres. 

El 25 de noviembre debemos estar de nuevo en las calles y deberíamos estarlo con una única voz, sin grietas, sin excepciones y sin exclusiones. Debemos hacer que se escuche alto y claro que no es una invención, que no es cosa de malas mujeres que quieren hundir en la miseria a buenos hombres, que no es verdad que una denuncia sea un camino fácil y lleno de recompensas, que no es cierto que la violencia contra las mujeres ya no sea una realidad que golpea de manera tan sangrienta, y recordar que se mantiene todavía en el calendario porque aún no hemos erradicado este terror.

Es también el día para exigir que deje de ser un arma de mala política, porque esta violencia mata indiscriminadamente y el golpe puede caer en cualquier lugar y en cualquier casa. El 25 de noviembre se eligió para conmemorar el violento asesinato, en 1960,  de Patria, Minerva y María Teresa Mirabel a manos de la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana. Pero podría haber sido cualquier día del año, porque, por desgracia, cualquier día del año son, en todo el mundo, demasiadas las asesinadas, desaparecidas o violentadas de miles de maneras. Todas las voces que crean en los derechos humanos, porque de eso se trata, serán bienvenidas. Este 25 de noviembre no podemos dejar que nos devoren las falsas ofertas.

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