Opinión

El sinsentido de los horarios

Como ocurres con otros muchos temas, el debate se repite de forma cíclica. Viene y va. Se pone sobre la mesa en algún momento de especial trascendencia, pero luego se “pausa”. Hablamos de los horarios en el deporte en general y en el fútbol en particular. Las dos jornadas ligueras disputadas entre semana vuelven a dejar la palabra sinsentido en la conclusión. Vale que España, a diferencia de otros países de Europa, vive hasta más tarde. Pero poner los partidos por costumbre a las 22:00 horas es alejarlos de la gente. De los jóvenes, de los niños que al día siguiente madrugan. Y, en las grandes ciudades, con el desplazamiento para regresar a casa y los atascos, más aún.

Tampoco salen beneficiados los trabajadores que ven como les ponen los encuentros a las 19:30 un día laborable. Pagas un carnet de socio, que barato no es, y en el momento de la verdad no puedes acudir al estadio porque tienes la mala costumbre de ganarte la vida trabajando.

Es cierto que las fechas del Mundial de Qatar lo modificaron todo. Pero las críticas a los horarios y los calendarios arrecian. De público, jugadores, entrenadores y presidentes. El fútbol debe darle una vuelta a todo esto antes de que acabe por reventar. Pocos beneficiados (los que se lo llevan crudo) y muchos damnificados. El deporte del pueblo ya tiene poco de pueblo y cada vez menos de deporte.

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