Opinión

Carteristas cibernéticos

El incremento del consumo de internet asociado a la pandemia, con la restricción de actos sociales y acompañado todo ello de un mayor tiempo de permanencia en los domicilios ha desembocado en un notable crecimiento del uso de internet, en tabletas y dispositivos móviles, principalmente. La migración de algunos negocios tradicionales y webs a aplicaciones que agilizan cualquier trámite o compra en la red está en constante auge. Así, el consumo medio de datos se elevó a cerca de cuatro horas de media por persona en nuestro país. La capacidad de influir de las pequeñas pantallas es ya un hecho incontestable en una sociedad en la que cada vez se echan más de menos esas discusiones de bar o los acalorados debates en el descanso del bocadillo.

Hasta no hace mucho, los carteristas aprovechaban ferias o eventos donde se acumulaban grandes aglomeraciones de personas para desarrollar su especialidad, sin embargo hoy en día internet se convierte en la gran amenaza para cualquier usuario. Los delincuentes cibernéticos se valen de cualquier circunstancia para estafar, apropiar o chantajear, todo ello bajo la dificultad de identificar al autor, quien puede estar delinquiendo desde cualquier parte del mundo, complicando la labor de investigación.

La inversión que las familias hacen en la seguridad física o de sus bienes debe ir equilibrándose poco a poco con la seguridad de sus contenidos digitales, de sus equipos informáticos y de los dispositivos móviles, con adquisición o renovación de programas que eviten virus o hackeos indeseados, dedicando algún tiempo a ponernos al día de las nuevas amenazas a través de la red para estar prevenidos ante un potencial ataque.

El principal delito que se denuncia hoy en las Oficinas de Denuncias y Atención al Ciudadano de la Policía Nacional es aquel que está relacionado con un cargo ilícito en tarjetas bancarias. El volumen de denuncias y la complejidad de los asuntos sobre los que tiene que trabajar la Policía hace que estos profesionales estén desbordados. Urge que las autoridades pongan el punto de mira en los delitos relacionados en la red. Se precisa que se le dé la importancia que tiene este fenómeno, que se incluyan en los balances de criminalidad y que se haga una labor de concienciación más intensa en colegios, empresas, asociaciones e instituciones. Se necesitan más medios, más formación y una colaboración más estrecha entre todos los organismos implicados, contando con un adecuado respaldo jurídico que permita a los grupos de Delitos Tecnológicos agilizar las gestiones tendentes al esclarecimiento del hecho denunciado, y sobre todo se necesita prevención, que se hable de esta realidad, que se conozcan sus peligros y que se ayude al usuario a protegerse ante los carteristas cibernéticos.

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