Opinión

La policía en el centro

Aquellos que ayer nos tachaban de fachas ahora elogian nuestra intervención y los que anteayer alababan nuestra actuación hoy dicen que somos la Policía del Régimen. La misión de la Policía Nacional es hacer cumplir la ley, sin importar las etiquetas que, de forma interesada, algunos nos cuelguen. Cuando alguien traspasa la línea roja, que suele ser la de la agresión a los agentes o la del franqueo de las vallas situadas a modo del límite físico que no debe quebrantar la protesta, la Policía tiene la obligación de actuar, se trate de bomberos comarcales, de trabajadores del metal o de bateeiros. 

La Unidad de Intervención de la Policía Nacional cuenta con los mejores profesionales en materia de Orden Público del mundo y su intervención, en los disturbios a los que hemos asistido en los últimos días, se ajusta a derecho. 

En las manifestaciones que finalizan con disturbios suelen participar algunos elementos subversivos que, camuflados entre la masa, disponen de la excusa perfecta para ejercer la violencia, provocar daños en el mobiliario, lanzar objetos contra los agentes y ejercer el terrorismo urbano. Personas que ya acuden pertrechadas, con barras metálicas, sujetando las banderas, con utensilios contundentes para acometer, con botellas, bengalas, petardos y demás. La sociedad civil y los organizadores de cualquier tipo de reivindicación tienen la obligación de expulsar a estos radicales de sus manifestaciones, de señalarlos y de denunciarlos públicamente, condenando la violencia que se ejerza y que perturbe el normal desarrollo de una protesta pacífica, que lastra el fin legítimo de la movilización. 

La actuación policial se encuentra estos días sometida a un intenso escrutinio, la profesionalidad de los actuantes en el centro del debate público y político. Todo mi apoyo y respaldo a los agentes que, en primera línea, están interviniendo estos días. Nadie mejor que ellos sabe los medios de defensa que deben emplear en función de la virulencia de la turba y del comportamiento de los radicales. La Policía no es de derechas ni de izquierdas, es neutra políticamente, alineada siempre con la ley y trabajando para que podamos seguir presumiendo de seguir siendo uno de los países más seguros del mundo, todo ello pese a la polaridad imperante en política y que se escenifica a pie de calle. 

Los policías de las Unidades de Intervención Policial han pagado, con su integridad física, ser garantes del Orden Constitucional en Cataluña. Ángel, Fagi y Álvaro, a quienes le robaron el sueño por el que tanto pelearon y a los que hoy les han quedado unas imponentes secuelas, son ejemplo. Ellos y los más de 300 agentes heridos, el colectivo y parte de la sociedad cuestiona si todo aquel esfuerzo, en 2017 y 2019, ha sido en vano, más, cuando los que se sientan hoy en el banquillo de los investigados en los juzgados de Barcelona, son algunos de los Policías que actuaron en Cataluña. Allí habrá representación ourensana para apoyarlos. El mundo al revés y la Policía en el centro.

Te puede interesar