Opinión

A vueltas con el reto demográfico

No hace mucho, un humilde servidor, ponía de manifiesto en un artículo de este diario que en el rural no queremos morir con dignidad, sino que queremos vivir y rejuvenecer, y que puedan vivir las generaciones venideras, tanto las que descienden directamente de los que lo habitamos hoy en día, como de aquellos que vengan de zonas urbanas o semiurbanas y quieran una vida diferente a la que les ofrecen las ciudades y villas, pero con similares servicios y mejor calidad de vida.

Exponía en aquella ocasión, como con una serie de medidas se podía lograr revitalizar, dinamizar y repoblar nuestros pueblos con un bajo coste económico para las administraciones. Al final, terminaba con una frase que más o menos venía diciendo que sin pueblos no existen villas y sin villas se acaban las ciudades, y en esas estamos, porque los pueblos ya están en fase crítica de despoblación y las villas, salvo raras excepciones, van perdiendo población, y las que la ganan es a costa de los pueblos que las rodean.

Referente a las ciudades, en casos como nuestra provincia y otras muchas de España, al final solo va a quedar una de cierta entidad, la capital de la provincia, con algún ayuntamiento satélite importante alrededor. El mapa provincial será una capital de provincia y cuatro o cinco villas de cierta importancia, los demás pueblos y villas irán desapareciendo poco a poco, convirtiendo a Galicia y España en un desierto demográfico. Puede parecer algo apocalíptico, y que muchos no quieren verlo o no les importa, pero la realidad nos va demostrando día a día que este es el futuro que nos espera.

Aún estamos a tiempo de ponerle remedio, pero queda muy poco. Como nos dediquemos a divagar y teorizar sobre cómo evitar la despoblación y pelearnos sobre cómo y qué leyes modificar, o a ver quién se lleva el titular de las medidas más efectivas para ganar pulso político, cuando nos descuidemos será demasiado tarde y ya poco podremos hacer.


EL MOMENTO DE ACTUAR


Es el momento de actuar y sobre todo de que gobernantes y legisladores comiencen a tomar medidas urgentes, pero sin que esa urgencia los lleve a precipitarse y equivocarse. Una vez más hacerles un llamamiento para que cuenten con los que día a día luchamos en municipios, mancomunidades y diputaciones, contra este problema. Escuchar a alcaldesas, alcaldes, presidentes de Diputaciones…, ayudaría en gran medida a encontrar soluciones a este grave problema, soluciones que como dije en su momento son de carácter legislativo y con bajo coste económico.

Las medidas que se tomen, que en muchos casos serán inversoras, es fundamental que vayan acompañadas de otras legislativas y normativas, eso sí, huyendo de la uniformidad legislativa dentro del territorio nacional que tantos problemas nos tiene traído a lo largo de la historia, ya que nada tienen que ver las necesidades de zonas de Castilla o Andalucía, con las de Galicia, Asturias o Cantabria.

Tenemos que ir más allá de las declaraciones, de los titulares, del individualismo partidista y conseguir un gran pacto nacional para el reto demográfico. Se necesita una acción común de todas las administraciones, europea, estatal, autonómica, provincial, comarcal y local, sean del color político que sean, las tres últimas ya llevan años actuando como pueden para evitar el despoblamiento, pero han estado muy solas en esta lucha.

Todo ello nos lleva a una conclusión, la de que afrontar el problema demográfico tiene que ser objeto de una política de Estado, tal como ha parecido entenderlo el gobierno actual, creando el Comisionado frente el Reto Demográfico. Sería deseable que los otros partidos políticos sepan estar a la altura del problema y trabajar por lograr un gran pacto estatal.

Pero el tiempo apremia, y las medidas no llegan, ni las económicas ni las legislativas, la legislación actual no está pensada para el mundo rural y se tiene que actuar de manera urgente.


¿IRREVERSIBLE?


Muchos expertos en la materia dan por hecho que la despoblación parece realmente un proceso ya irreversible en Galicia. Lugo y Ourense son las que de forma más severa están sufriendo esta lacra en nuestra comunidad. ¿Qué destino nos espera?, ¿qué alternativas efectivas al abandono se plantean las administraciones?, ¿somos suficientemente conscientes de este problema? Frente a esta preocupante situación no hay prácticamente respuesta efectiva a día de hoy, salvo la creación del anteriormente citado Comisionado frente al Reto Demográfico, y una serie de medidas que acaba de tomar el gobierno central, interesantes y  bienvenidas, pero que se me antojan insuficientes. Da la sensación de que existe una despreocupación por este gran problema a todos los niveles, como si ya estuviera asumido que nuestros pueblos están abocados a la desaparición y que no merece la pena hacer nada por evitarlo.

De todas formas, siendo algo optimistas, parece que algo se mueve: Congreso, Senado y el propio Comisionado tienen abiertas discusiones sobre el tema, pero la verdad yo no les tengo mucha fe en que nuestra estructura política a nivel nacional tome decisiones rápidas y urgentes. 

Madrid, a pesar del AVE, en muchas cosas nos sigue quedando muy lejos. Temo que todo se acabe convirtiendo en un eterno debate que se acabe diluyendo y nos acabe apagando.

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