Opinión

Esas formas de gobernabilidad

Recibido a gritos de “presidente, presidente” en la Ejecutiva Federal del PSOE, al día siguiente de las elecciones del 23J, el presidente en funciones y perdedor de las elecciones, Sánchez Pérez-Castejón, no se inhibió en el contexto de euforia ante el corifeo de los suyos: “Esta democracia encontrará formas de gobernabilidad y rechaza nuevas elecciones” (La Región, 25 de julio). Y transcurrida una semana, ya con el voto CERA escrutado, hay un partido político ganador inapelable y más reforzado. Aunque la aritmética parlamentaria nos dibuja una situación compleja a la hora de alcanzar mayorías suficientes, a un lado y al otro del tablevro. 

Pero el presidente en funciones continúa barruntando la firme aspiración hecha deseo y ni siquiera atiende la llamada del ganador para hablar sobre el interés común de la gobernabilidad de España. ¡Pero ni llamándole! ¿No era muy progresista hablar? ¡Lo tiene claro! Y es que las cuentas del presidente en funciones son, ¡que ya es decir!, que la suma de la constelación de amplio espectro de todos los perdedores el 23J dará para volver a hacerlo. Bien entendido que, en nuestro sistema parlamentario, es el Congreso (art. 99 de la Constitución) quien elige presidente de Gobierno y no los votos obtenidos en las urnas. Aun así, el pescado no está todo vendido y el futuro es incierto para las dos formaciones capaces de liderar. ¡Qué menos que hablar! A los demás sólo nos queda recordar a Cicerón: No hay ventaja alguna en conocer el futuro, al contrario, es doloroso atormentarse sin provecho.

Me cuesta pensar que alguien, aunque sea Pérez-Castejón, esté dispuesto a gobernar a cualquier precio. Pero los antecedentes recientes me hacen dudar. ¡Claro que no estamos delante y a las puertas de un aquelarre menor! Sí que visualizamos una investidura compleja, repleta de obstáculos para cualquiera de las dos formaciones, a no ser que el actual presidente en funciones desee magnificar su gobierno Frankestein. Que es lo mismo que decir que quien tiene la llave de la investidura es el mismo que debiera estar bajo llaves, con sede en Waterloo. Pero además, lograda la investidura -ésta no gobierna- no se resuelven los problemas de la gente. ¡Qué menos que hablar!, repito. No le arriendo la ganancia a la formación investida, si la hubiera, ya que debiera tener dispuesto un programa de gobierno que completara tantas sensibilidades, sobre todo a la izquierda del PSOE. Y el PNV, siempre al quite, es el más adelantado de la clase, al haber pedido ya “oferta” para la investidura.

Si en algo admiro a las formaciones independentistas es que son sinceras, claras y sin complejos, no mienten; otra cosa, diametralmente opuesta, es que gusten sus ambiciosas como insolidarias convicciones y objetivos. El oportunismo del momento no lo van a dejar pasar con bloqueos que no conducen más que a dilatar sus aspiraciones. Y es por ello que leo en La Región: “ERC presiona a Junts para negociar: ‘Tenemos la llave”. La llave… ¿para qué? Pues para ser decisivos –terminología a gusto de los nacionalistas e independentistas- y tener el favor, a cambio del apoyo a Sánchez, a sus eternas aspiraciones rupturistas. Pero es que, por si esta presión fuera nimia, viene la cuarta fuerza en discordia –Sumar- y urge al PSOE a prepararse para la investidura. Sin duda, que las “formas de gobernabilidad” que piensa Sánchez son de esperar con expectación e interés, y todo sea por el bien general/común y no de interés en continuar pisando moqueta de Moncloa al precio que se tercie.

No tenemos que recurrir a la inteligencia artificial para saber que el PP no lo tiene fácil. Nuestro parlamentarismo es el que es y funciona como funciona y lo sabemos. Y aquí es donde radica la enorme diferencia entre el PP y el PSOE. Mientras el PP ofrece y aplica políticas equitativas para todo el territorio del Estado, haciendo política sin plegarse a ambiciones independentistas, el PSOE coquetea, entretiene y –cómo no decirlo- hace “políticas” auténticamente partidistas. Baste lo ocurrido con la sedición, malversación, indultos… o el entretenimiento con la llamada “mesa de diálogo”; ese “hoy por ti mañana por mí”, se traduce ahora en apoyos en el Congreso, a la hora de la verdad. Pérez-Castejón les llama “formas de gobernabilidad”. ¡Albricias y pan de Madagascar!

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