Opinión

No fue un jueves de Gloria ni Santo

El jueves de Gloria no es un día cualquiera. Es el día en que el cristianismo conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, y ésta fue el momento en el que Jesús se reunió con sus apóstoles para despedirse de ellos antes de su muerte. Este último jueves 16N, el “no Santo”, un salvador sin escrúpulos traicionó a la mayoría de los españoles, se abrazó al independentismo radical y reedita un gobierno frankenstein 2, con un programa que en nada se parecía al que defendió en campaña electoral para las elecciones. Pero ha convencido a los suyos de que “Las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad virtud”. Nos parecía estar oyendo a Jesucristo. Pero ¡no!, no era jueves de gloria ni santo. Desde la tribuna del Congreso, ese salvador, un político que no miente pero continuamente cambia de opinión, se afanó en transmitirnos una agenda de reencuentro en defensa de la concordia por valor de siete votos. Por bastante menos vendieron a Cristo.

No fue un jueves de Gloria. Fue uno de esos días que nunca deseas encontrarte en tu vida, pero aparece y te das cuenta que no es un jueves cualquiera. Se ha consumado la felonía, te sientes español en manos de los que repudian a España y, te cuentan, en nombre de la generosidad y concordia, por la libertad de delincuentes amenazantes. Los españoles estaremos a partir de este jueves más divididos, porque así lo ha querido el ya presidente, y éste, al albur de los independentistas. Y es cuando nos preguntarnos ¿cui prodest?: Al capricho Pérez-Castejón. La ética política, o la dosis que quedaba de ella, se ausenta de la política, tapada de corrupción intelectual. Hoy es el primer día, desde que tengo uso de razón, en que pierdo el deber de respeto a todo presidente del Gobierno, aunque discrepes abiertamente de él y no sea de tu agrado. Es por lo que exclamo el sentir de Lichtenberg: Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto. Ahí estoy.

La compra de voluntades a costa de recursos públicos para resultar investido, apelando al reencuentro, a la concordia, a la armonía… convivencia, es una falacia total. Elocuente con lo dicho es el titular de La Región al reproducir las palabras de Feijóo: “Su investidura nace de un fraude tras comprar votos”. Y yo diré que el gasto de la compra de la investidura, que no inversión, es a cargo de todos los españoles; y además nos divide, ya que lo que se le da a unos es a costa de otros. Todo por defender un perdón a quienes no muestran arrepentimiento y amenazan con volver a hacerlo. ¡Qué jueves más nefasto nos tocó vivir! y la cola que traerá consigo. No le arriendo la investidura del jueves a Pérez-Castejón. Ya se dará cuenta y lo recordará como un jueves nada santo ni de gloria. Un presidente permanentemente vigilado y con las tornas volviéndosele lanzas.

Y por ello, con razón, que Feijóo, mientras felicitaba a Pérez-Castejón por su elección, le espetó el “esto es una equivocación”. Pues sí, lo veremos pronto, pagando al contado cada uno de nosotros. Una equivocación para la inmensa mayoría de los españoles que tendrán que soportar una apuesta independentista, y equivocación para el nuevo presidente que tendrá que pagar peaje mes a mes, a cucharadas. Una equivocación vergonzosa saber que, por primera vez, la Eurocámara debatirá sobre ¡el Estado de derecho en España! No se puede defender que “toca hacer de la necesidad virtud” y ser sospechoso ante Europa y ¡ostentando la presidencia! Será este jueves, como el de la investidura negociada en Bélgica. ¡Fiasco!

Te puede interesar