Opinión

¿Las gallegas?: “Pasou o que pasou”

Todo era oír y leer, por parte de todos los grupos de la oposición, que estábamos ante las elecciones más abiertas de los últimos quince años. Sólo el Partido Popular, con su grupo de gobierno al frente de la Xunta, lo tenía bien claro: “La Galicia que funciona” no está para experimentos ni ocurrencias salidas de un posible bipartito o multipartito, que a la postre era la alternativa. ¡Y no hubo experimento!, que las encuestas serias -no la de Tezanos, pagada con dinero público- rechazaban. Y los gallegos apostaron mayoritariamente en las urnas por el “sentidiño”. “E pasou o que pasou”. Sin coherencia… no hay política.

Ante una llamada a las urnas, independientemente de la tendencia que marquen las encuestas, existe incertidumbre. Por eso decimos que la única encuesta fiable es la de la noche electoral. Lo refrendaba un antiguo político y conselleiro de Coalición Galega al afirmar que “de las urnas puede salir un tigre”. Y, además, estas elecciones tenían la carga añadida, cual nunca se diera en una campaña gallega, que fue la repercusión nacional, donde Feijóo, sin ser candidato, tenía más que perder que ganar, y Sánchez se mantuvo en campaña siempre pegado al candidato Besteiro, haciéndole un flaquísimo favor. Su amnistía catalana pesó incluso en la circunscripción del candidato lucense, y derivando a Zapatero a contar chistes por Galicia. Explayándonos más: 1) A Feijóo, sin ser candidato, pero dados sus antecedentes, se le recriminaría o se le bendeciría, por su política de oposición en el Congreso, al ser, además, las primeras elecciones tras las últimas legislativas. 2) A Sánchez, también tras las últimas Generales, le estaba observando la posible repercusión de sus volantazos ante una amnistía interesada, que ocultara y negara en la campaña de las Generales, con su traducción de inequidad entre los distintos territorios de España, comenzando por Galicia. Lo pagó caro.

“Pasou o que pasou”. La primera mayoría absoluta de Rueda y la quinta del PP, desde el 2009 –fecha que recuperó la Xunta de las manos del bipartito- fue lo que anticiparon las encuestas y los gallegos refrendaron. ¡Punto! Podemos decir, y existen motivos contrastados, que el PP es desde las épocas de Manuel Fraga –con aquel “Galego coma ti”- el partido que más se parece a Galicia, abarcando el amplio espectro del centro derecha reformista y galleguista; los resultados lo avalan y Vox no consigue espacio en Galicia.

No obviemos las torpezas de los partidos de la oposición, que continuarán siendo oposición, y tendrán mucho que rectificar para ser alternativa. Ya que, aunque el “poder desgasta, pero desgasta más al que no lo tiene” (Andreotti), si continúan por el mismo discurrir y discurso que en los últimos años quedarán abducidos por el desgaste absoluto de su inoperancia y ocurrencias. El BNG fortaleció de largo su sorpaso ante el PSOE, nada sorpresivo por otra parte, pues deben saber los nacionalistas que, hoy por hoy, su posición es debida a los votos socialistas prestados, auténticos vasos comunicantes entre ellos. Los socialistas, independientemente de sus crónicos problemas internos, también se rindieron al tirón del BNG durante toda la campaña, entregando estas elecciones al nacionalismo y cosechando el peor resultado de su historia. No voy hacer leña del árbol caído.

Sin coherencia… no hay política y “pasou o que pasou”. Meter en campaña a los pélets, a la sanidad pagando autobuses para manifestarse, tergiversaciones interesadas de última hora sobre la amnistía… no es coherente ni edificante políticamente. Algunos recogieron más pélets que votos cosecharon. En cualquier caso, el voto es un reconocimiento prestado, por lo que toca, entre todos, ponerse a trabajar por el interés general de los gallegos.

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