Opinión

El garrafón de la política

Cuando, en la sesión de control al presidente de la Xunta, los dos grupos de la oposición -BNG y PSdeG- se jactaban del pacto firmado para la investidura de Sánchez, el mandatario gallego tiró de ironía fina: Acuerdo de “garrafón”. ¡Acierto total! Ponerse a la altura argumentaria de la oposición, cuando entre ellos mismos se disputan el mérito de lo conseguido, no es de recibo. Aunque no sean pocos los socialistas que no están de acuerdo, sin airearlo, con “amnistía por investidura”, y los nacionalistas siempre se pavonean de la tajada que sacan mediante la “política útil”, cuando no también por ser “decisivos” en Madrid. Matraca que la saben los parvularios, a base de oírla repetidamente. Pero el auténtico por pernicioso “garrafón” de la política es la intención del traspaso, a cambio de investidura, del sistema MIR, sistema que cohesiona, vertebra y prestigia la sanidad pública. ¡Hasta en esto!, Pedro.

¡Pues sí! Me hizo gracia la ironía del presidente Rueda. Y es cuando recuerdo una historia cierta de hace unos años: Manolo se cayó a una poza, sin ahogarse, y su posterior justificación fue que le dieran a beber “veneno puro” en un club de alterne, reavivando el debate sobre el “garrafón”. Lo cierto es que Manolo había bebido a base de bien, combinó bebidas, y le sentó fatal; maldijo el “garrafón”, una intoxicación por alcohol adulterado, cuando muchos responsables de toxicología clínica admiten que el verdadero problema es el abuso de alcohol, no su adulteración. 

Fue una buena respuesta capaz de descomponer el más sólido sistema de verosimilitud, comparable al acuerdo de investidura alcanzado por la oposición gallega. Fardar del logro alcanzado gracias a votar por el sí a la investidura de Sánchez no deja de ser la pedrea con respecto a lo que embolsarán catalanes y vascos, un auténtico “garrafón”. Una excusa, parecida a la de Manolo, de BNG y socialistas.

¿De qué pueden presumir nacionalistas y socialistas gallegos para airear sin rubor como éxito colmado a cambio de la investidura de Sánchez? 1) ¿Que alcanzan para Galicia más autogobierno? Lo cierto es que no son capaces ni de que Galicia gestione su litoral, porque el Gobierno en funciones alega inconstitucionalidad. 2) ¿Traspaso de Cercanías a Galicia, tal y cómo harán con el traspaso integral de Cercanías (Rodalies) a Cataluña? No creo que nuestros cercanías moribundos sean susceptibles ni atractivos de traspaso; en tal caso que los modernicen. 3) ¿Cesión del 100% de impuestos, quita de la deuda, reconocimiento nacional? No los veo en ningún documento para Galicia. 4) ¿Mil millones a Canarias a cambio de un único apoyo? Ni se habla de esa cantidad para Galicia.

Es por eso que cuando la oposición gallega se vanagloria de lo logrado con la investidura de Sánchez, lo certero es que todo parece más un regalo adulterado al estilo “garrafón”, comparado con catalanes y vascos. La política necesita, antes que nada, modestia en las personas y ambición en los objetivos. Ni modestia ni objetivos a la altura de lo alcanzado por las fuerzas independentistas. Y yo, desde mi pequeña atalaya, me enerva la permisividad de que se lleven más de lo que les corresponde a cuenta de otros, “huyo de las profecías, viviendo muy lejos del arrepentimiento”, tal como sostenía Churchill. No observo modestia en las personas cuando a la pedrea la tildan de mérito y los objetivos carecen de ambición. Un acuerdo auténticamente adulterado…

Pero como nada hay más repartido en esta vida que la razón, porque todos estamos convencidos de tenerla, pues aquí paz y después gloria. Que se sepa que no es auténtico, es adulteración del sistema democrático con el fin de lograr el objetivo personal. Hasta el borracho del “garrafón” le echa la culpa a la adulteración, no a que haya bebido.

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