Opinión

De héroes y emporcadores

Líbrese quien pueda y el último que cierre la puerta. ¡Sí!, cada día que pasa se suman más capítulos desgraciados. No sólo es ir destapando esas personas con aspiraciones a políticos que, aireando intenciones honestas y afán de arreglarlo todo, una vez dentro de la formación política se metamorfosean a corruptos con piel de cordero, campando a sus anchas hasta que son cogidos con las manos en la masa. Hay otros que ya llevan en la genética esa intención de ganar dinero fácil y sin escrúpulo alguno, y resultan imparables tan pronto pertenecen a la formación. Todos los partidos son susceptibles de estas calañas. ¡Eso sí!, una vez descubiertos trasmiten escusas de lo más estrambóticas, variopintas, cuando no les da por ser tiernos héroes embaucadores o siniestros emporcadores.

Cuando ante todos los indicios -y más que indicios- que ya la Audiencia Nacional y la Fiscalía europea entraron en acción e investigan la compra de mascarillas durante la pandemia, aparecen héroes y emporcadores, ya sea para hacernos creer otra cosa o desviar la atención. Digamos que entran en el relato dos tipos de personajes: 1) Los que dicen ser héroes, tratando de vendernos que lo único importante, su esfuerzo y talento, fue dirigido al interés común de los españoles. Es lo que nos transmite el presunto cerebro de la trama que, después de endilgarse unos cuantos millones, nos enternece con que su único objetivo fue “tratar de ayudar a los españoles”. 2) El relato de los embarradores versus emporcadores de la situación es a cargo del PSOE, al intentar trasladar al PP el foco de la trama una vez descubierta, en un intento de “calumnia que algo queda”.

Difícil entender a la tercera autoridad del Estado. Su situación es insostenible, al momento de escribir esto. Haber gastado millones en mascarillas que resultaron ser “fake” (defectuosas); mentirle a la UE, pagando con dinero de fondos europeos… no resulta descabellado que la Fiscalía aceche a su puerta y que en un país con políticos decentemente responsables ya estaría en su casa. No hay pronunciamiento judicial de delito, sí investigaciones donde aparecen malas praxis con dinero público y dejadez de funciones inexplicables. La cronología y hechos contrastables no dan lugar a dudas: “Un 20 de abril de 2020 se compran las mascarillas”. El 6 de junio de 2020 recibe las mascarillas. Dos días después, el 8 de junio, los técnicos comprueben el fraude de las mascarillas, ya que son inservibles. El 15 de junio de 2020, a pesar de todo, paga las mascarillas. En octubre de 2020 avala las mascarillas defectuosas para justificar el pago. En marzo de 2023, tres años después, reclama el pago, ante el miedo a ser pillada. El 27 de febrero de 2024 dice que le da asco todo –a mí también, pero yo me marcharía corriendo-; la tercera autoridad del Estado se aferra al puesto.

A día de hoy, la expresidenta de Baleares y tercera autoridad del Estado se autodefiende la presidencia del Congreso; el exministro se pasa por el forro de la chaqueta dejar su acta de diputado y engorda el Grupo Mixto; el asesor, el más golfo y débil de la cadena, paga los platos rotos. Hasta parece que en las formaciones autollamadas progresistas, según el rango político, disponen de una consideración u otra a la hora de dimitir, verbo inentendible políticamente.

Dichoso el país que tiene héroes, desgraciado el que los necesita a diario. Que estemos enterándonos de que el presunto cerebro de la trama nos compadezca con un “traté de ayudar a los españoles”, y el PSOE al verse con el agua al cuello pida al PP que explique si alguien de su partido se reunió con el “asesor de marras” es consideración de harina de otro costal. El primero es un caso de héroe ejemplar, de manual. El segundo, el PSOE, que al verse sorprendido, embarra y utiliza la táctica del calamar: ir dejando mierda en su arrastre. España es el único país donde se discuten los hechos. La Ley de Amnistía, quién lo diría, es un bálsamo.

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