Opinión

A propósito del Baltasar de turno

Llamarle “rey” al Baltasar de la cabalgata de este año sería otorgarle protagonismo, cuando lo suyo es castigarlo con la indiferencia, omisión o desprecio. El sentido de la medida como prueba de inteligencia. Es verdad que los políticos no tenemos más remedio que responsabilizarnos -¡hacernos responsables sin tapujo alguno!- de los actos, acciones, decisiones tomadas, que, aunque a posteriori resulten alegales, ilegales o execrables, se nos presenten en el transcurrir de la acción de gobierno. Y el político que no lo considere así, y aspire a serlo, mejor que se lo piense dos veces. A la política no se viene a que te aplaudan y elogien, solamente. Y lo digo por experiencia propia.

¡Claro que es muy grave! que un doble condenado por delitos sexuales se le conceda el privilegio de acompañar a la cabalgata como… un “rey”. Y el responsable político de tal decisión tiene que apechugar con los efectos colaterales, polémica incluida. A partir de ahí, responsabilizarse, informar a oposición y vecinos. Estaría así aplicando la transparencia por la que todos pregonamos. Y a falta de esa transparencia es cuando la oposición debe y tiene que solicitar información y exigir responsabilidades hasta donde haga falta. Tal como se hizo; aunque los hubo más espabilados que otros; generalmente los rezagados salen al final con peticiones estrambóticas para que no se note su falta de diligencia.

¡Ahora bien! Esa misma parte de la oposición que puso y continúa poniendo el grito en el cielo, critica, condena y reivindica explicaciones por la presencia del “indeseable Baltasar condenado”: ¿Qué opina y qué argumento atesora respecto a los políticos del gobierno, de su mismo color político, que hicieron posible, legislando y aprobando la ley del “solo sí es sí”, que hace posible que los condenados y en prisión por los mismos delitos o aún más graves, hayan salido y continúen saliendo en libertad y puedan –si nadie lo remedia- estar cerca de sus víctimas? Ya están en libertad campando a sus anchas en la calle más de doscientos, que si vienen a Ourense hasta pueden hacer de malos Baltasares.

¡No!, no es restar ni un ápice de culpa y responsabilidad a quién hizo partícipe y posible al “Baltasar”, con tal pernicioso perfil y execrable bagaje. Es que los mismos socialistas, que aprobaron hace unos meses una ley –la del “solo sí es sí”-, donde su aplicación propicia y permite rebajar penas y dejar en libertad anticipadamente a condenados encarcelados por delitos sexuales… y estar cerca de sus víctimas… ¿cómo lo explican socialistas, BNG y formaciones podemitas a los vecinos de la ciudad? ¡Consejos vendo pero para mí no tengo! ¿O es que hay socialistas de primera categoría, a los que les repugna este tipo de delincuentes, en la ciudad de Ourense y, sin embargo, callan con las decisiones sobre el tema del Gobierno de España?

Ya se me puede argumentar que la política local y los políticos que la propician nada tienen que ver con los que hacen política de Estado. Pero de aquellos continuos polvos derivan estos lodos. Lo que en román paladino significa que mientras los socialistas locales reivindican certificado de penales para ser “rey” -ni fijo ni discontinuo, sino momentáneo-, los de Madrid legislan con una ley que permite a depredadores sexuales irse en libertad antes de cumplir totalmente su condena.

La política es la arquitectura completa, incluso los sótanos. Pero, al decir de Ortega, este es el único país de mundo donde se discuten los hechos. A no ser, como desconfío, que en este tema tenga la impresión de la búsqueda mediática de las intenciones, cuando de lo que se está hablando y juzgando es de delitos graves que, por acción u omisión de celo o decisiones, se cuelan, tal “rey Baltasar” en Ourense. Condena y prevención de que no suceda nunca más. Dejémonos de faltar a la verdad con elocuencia. Neme dice que con las cosas de comer no se juega…

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