Opinión

‘Manito’, lo conseguiste

Cuando todo son felicitaciones, parabienes y alegría compartida por el fructífero trabajo desarrollado en torno a la declaración por la Unesco de la Torre de Hércules como Patrimonio de la Humanidad, no está de más destacar al hombre y a la política como simbiosis del logro. El hombre del que, sin su perseverancia y terquedad de gallego sabio, mucho dudo que hoy estas líneas salieran a la luz, fue el creador del Instituto de Estudios Torre de Hércules. Ourensano de pro, pero que los avatares de la medicina le llevaron a ser un coruñés de adopción, no sólo es recordado y reconocido como prestigioso digestólogo, innovador de la especialidad, sino también elaborador del expediente de la defensa de la Torre para su reconocimiento. ‘Manito’, no llegaste a tiempo; pero cumpliste con el adagio que afirma que a quienes Dios protege se los lleva jóvenes... y hasta a destiempo también.


Es de resaltar, al tiempo, cómo la política dispone de capacidad sin límites cuando así se desea para lograr objetivos para el bien general. No siempre sucede. La política dispone de resortes para resolver las torpezas, inoperancia y la ignorancia de otro político/a, aun siendo del mismo color. ¡Qué suerte! Cuando el ex ministro de Cultura, César Antonio Molina, declaraba horas antes de concluir el éxito al trabajo de dos años en la defensa de la candidatura de la Torre que al llegar al Ministerio de Cultura se había encontrado con el proyecto en el cajón, junto con una carta de la anterior ministra (Carmen Calvo) en la que respondía al ex alcalde Paco Vázquez que no había motivos ni razones para presentar la candidatura, no dudó en procurar lo contrario. Suena a lo mismo lo denunciado hace unas semanas por Touriño, al decir de la documentación de la Alta Velocidad para Galicia. Los papeles reposaban en el cajón, para el recuerdo o para que alguien, que llegue con ganas, tome interés y los remueva.


‘Manito’: ourensán, médico, amante de la fotografía como manera de perpetuar el presente y estudiar al paciente, no llegaste a tiempo en esta oportunidad. Pero es tu éxito, que lo supiste diagnosticar antes del tratamiento de la Unesco. Como en otros muchos casos, también en esta ocasión cabe afirmar: Juntos están los más amados, en las más separadas montañas (Hölderlin). Y es que nada sucede en balde, diría Tolstoi, ni en un único momento.



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