Opinión

Uno de Mayo e indecisión sindical

Mientras vamos de receta en receta hasta el catastrofismo final los cuatro millones de parados ya se sobrepasarony la derrota de un modelo de hacer política es evidente, los sindicatos ni con esas ante sus fauces se sienten unidos para el Primero de Mayo. Cuando se han hecho diagnósticos y aplicado terapéuticas por decenas, pero el resultado es que un millón de familias están con todos sus miembros en paro, hay quien dice que la mejor política habría sido no haber hecho nada. Presienten que peor imposible y tendríamos ahorrado dinero para más política social y el desempleo. ¡A eso se llega! Pues sí, estando como estamos, de victoria en victoria -en cuanto a palabras biensonantes, buenas intenciones y a cumplimientos de los plazos dados por el presidente y el ministro de Economía para la detención de la hemorragia- hasta la catástrofe final, escucho que UGT pide más medidas y CC.OO. ‘non descarta folga xeral para despois do verán’. Ejemplares, coordinadas y ¡lúcidas! decisiones de quienes allá por el 2002 decidieron huelga general contra el Gobierno de Aznar y el Ministerio de Trabajo, pese a estar generando empleo y la tasa de paro en las cifras más bajas nunca recordadas.

Y uno, aun cuando cree que peor que ver la realidad negra es el no querer verla, piensa que en España lo que se hizo fue sustituir decir lo que la gente no quiere oír por el de nadie da tanto como el que da esperanzas. Y no es que estas intenciones configuren un canto a la huelga general. Rotundamente no, porque huelga, manifestaciones y pancarteros tuvimos del 2000 al 2004, cuando mejor estábamos. ¡Líbranos señor si de aquella duplicáramos las tasas de paro de la UE, o tuviésemos más del 17% de población activa parada! Soy de los que considero que no nos merecemos las mismas recetas económicas-sindicales para estos graves momentos de recesión que las aplicadas para aquellas épocas de bonanza.

Pero si resulta preocupante que los sindicatos no sólo puedan perder la forma para salir a la calle, es más patético, por las muestras de inhibición, que no salgan a reclamar un gran pacto entre partidos y sindicatos para salir airosos del atolladero. También exigencias para que no se tomen acuerdos de financiación autonómica (con los recursos económicos de todos los españoles) de manera bilateral e interesada, premiando a comunidades ricas por el simple hecho del granero de votos. Si alguien gana, alguno/os pierden, porque este es un juego de suma cero. Siempre pierden los más necesitados. El que permite el desorden para evitar la guerra, tendrá primero desorden y después guerra (Maquiavelo). Sustitúyase el desorden por la financiación; pongan derrota donde dice guerra, y deduzcan. ¿Y en esto nada pueden decir los representantes de los trabajadores? Parece que sólo palabras y autoponen plazos, allí donde cabría poner ideas. El 1º de Mayo se celebra en todos los rincones españoles; pero se derivan recursos económicos a los lugares de España ‘asegún’. La resignación es un suicidio cotidiano.


Diputado del PPdeG en el Parlamento autonómico Uno de Mayo e indecisión sindical

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