Opinión

La piñata de Zapatero

La vasija de barro llena de dulces que en el baile de las máscaras del primer domingo de Cuaresma suele colgarse del techo para que algunos de los concurrentes, con los ojos vendados, procuren romper con un palo, es lo más parecido al Debate sobre el estado de la Nación. Además, sabiendo que la piñata fue perdiendo su acepción religiosa -en la actualidad se considera un símbolo de diversión y entretenimiento-, y que la costumbre de vendarse los ojos simboliza la fe ciega, ¿cómo se puede negar la evidencia asociativa con las formas y promesas de Zapatero? Aunque la simbolización de los 40 días que duró el diluvio, y del retiro durante 40 días de Jesucristo al desierto, a Zapatero de nada le sirvió para que siguiera la fe cristiana. Pero se apoya para los logros terrenales.


Lo de la crisis -ahora ya la toma muy en serio el mismo que la negó- sufrió la mayor de cuantas metamorfosis se han vis to. Tuvo un anticipo, dominado por medidas y más medidas. De ahí que a Zapatero y a su ex Solbes, les conociesen como ‘los sastres’. Se marchó Solbes, brotaron los ‘brotes verdes’ y lo que fueron medidas se metamorfosearon en soluciones de piñata. La vasija de barro llena de dulces de los buenos tiempos de la economía, entró en el baile de las máscaras en el Debate del estado de la Nación, como si en una cuaresma no cristiana más nos encontráramos. Esta vasija es el techo zapateril, que sirve de distracción y justificación de los sin techo que, con los ojos vendados, se muestran incapaces de pegar un palo al agua. No rompen nada.


El piñatero se apropia de bienes públicos o privados, según conveniencia, y se dispone a la piñata: vender viviendas, vender coches, más fondos locales, ordenadores... El piñatero no habla con las comunidades autónomas, pero decide en su nombre para que aporten 500 euros a quien compre coche nuevo. ¡Es la prioridad! ¿Y si las arcas están vacías? ¿O si los presupuestos fueron aprobados en un contexto económico que en nada es parecido al actual? ¡Habrá que priorizar! Por la fe cristiana no, pero para justificación de ir dando largas haciendo ostentosidad de que se hace mucho cuando todo es más de lo mismo y a cuenta de los demás, se monta una piñata en el Debate del estado de la Nación. Todos tendrán facilidades; que la costumbre de vendarse los ojos simboliza la fe ciega. Los bulos, cuanto más disparatados, más creíbles. Y así caminamos: de piñata en piñata, pero sin estimar la cuaresma y, consiguientemente, la simbolización de los cuarenta años de la marcha de los judíos por el desierto.


(*) Diputado del PPdeG en el Parlamento gallego

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