Opinión

LA SACRIFICADA GUARDIA CIVIL

Son las once de la mañana, y estoy enterándome por un correo digital de que, otra vez más, el Benemérito cuerpo vuelve ve a ser golpeado. En esta ocasión un capitán y un alférez son tiroteados en Afganistán. Lo de menos es si ocurrió dentro o fuera de nuestras fronteras. Lo que cuenta es que son dos muertes más, y que la misión humanitaria en Afganistán tiene en su debe más de noventa españoles muertos. Tres personas muertas, los dos guardias civiles y un afgano. Y, por supuesto, ¡no faltaría más!, el afgano es el culpable de la tragedia? y aún no escuché la reacción del Gobierno español, porque? ¿a quién se le ocurre disparar contra los militares que acuden al rescate de un país extranjero en misión humanitaria? O mucho me equivoco, o tal explicación es la que siempre nos dijo y continuamente nos argumenta el Gobierno: a Iraq acudimos en son de guerra, aunque no falleciera ningún soldado, pero a Afganistán, al contrario, como fuimos a una guerra legal y en misión humanitaria? ya contamos más de noventa españoles muertos. Es el precio a pagar.


¡Maldita misión humanitaria!, que tiene más coste en vidas humanas que una guerra. ¡Detestable guerra ilegal, sin nuestros muertos! Si quieres la paz prepárate para la guerra, dicen unos. Si deseas vivir en paz instruye a los humanos para combatir, persuaden las misiones humanitarias. En esta ocasión todo se armó, según el correo digital, al estar impartiendo una misión humanitaria consistente en la formación a policías afganos. Al afgano no le cabía la formación en la cabeza.


Ni Alianza de Civilizaciones, ni alianza de idiotas. No. Estamos en misión de paz, y qué mejor argumento que contando muertos. Con Aznar, estábamos en misión de guerra, y qué peor balance en guerra que no se ofreciesen sacrificados. Lo demás vendrá explicado con un lenguaje progresista? ¡para continuar convenciéndonos de que las misiones humanitarias, en la jerga progresista, son con armas por medio! Y que el que anda con fuego puede quemarse, y ocurre.


Lo que nos queda, como nos tiene acostumbrados, es la disposición hasta llegar al sacrificio de la Guardia Civil. Siempre presta y disciplinada, aquí y fuera de nuestras fronteras, con infinita capacidad de adaptación a las circunstancias, por el bien común, sin rechistar. Los humanos pueden resistir cualquier cómo, si se tiene un porqué. El desgraciado cómo lo estoy leyendo? y el porqué me lo dirán a partir de ahora.

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