Opinión

Tactación electoral

En la historia ignorada de la II Guerra mundial –la guerra de Churchill- se cuenta una secuencia al menos llamativa, por estratégica: “Un general dijo que su hermano le había contado un chiste, que llegó a tener amplia circulación en el Departamento de Guerra. El narrador había asistido como invitado a una cacería, durante la cual Churchill intentó absurdamente hacer un disparo larguísimo para matar una liebre. El niño le preguntó que por qué había malgastado un cartucho. 'Jovencito -respondió alegremente Churchill-, quería que la liebre se enterara de que tenía algo que ver con todo esto”. ¿Y qué?, se preguntarán si leyeron hasta aquí, que para todo hay que tener paciencia y tesón.

Pues creo que es la más parecida explicación –lo mismo que el entusiasmo de Churchill- que éste poseía por las fuerzas especiales y operaciones ofensivas, aunque trasladada a esta precampaña por las fuerzas políticas, con el objetivo de aparentar fuerza y energía ante las elecciones, que ahí estamos para lo que proceda. Y, teniendo constancia de que la política es igual que la guerra, pero aplicando otros métodos; con la certeza de que es desigual en cuanto que en la guerra si mueres lo haces eternamente, no así en política, que puedes resucitar tantas veces como mueres. Es por lo que son muchas las personas y/o grupos, que se esfuerzan en estar, repetir, probar; lo que se dice afán de permanencia en candelero y que viene a significar lo de “que se enteren de que tienen algo que ver con todo esto”.

Personas diferentes en formaciones nuevas, unas. Las mismas personas con siglas diferentes, en las que militaron, también. Otras tentando suerte frente al desencanto con las formaciones clásicas. El que más y el que menos maniobrando, que será muy agradable si sale bien. Y hasta algunos se librarán del desastre, ya que las prioridades estratégicas de otros se situarán en otra parte o para otra ocasión.

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