Los alemanes, probablemente como homenaje de despedida a Angela Merkel, al final dieron más respaldo en las urnas a la CDU que el que auguraban los sondeos, que insistían en que el candidato de los conservadores, y de Merkel, Armin Laschet, no era el dirigente adecuado para ocupar la cancillería. De hecho, ni siquiera contaba con el visto bueno de la CSU, el hermano bávaro de la CDU.
Las elecciones las ha ganado el partido socialdemócrata, el SPD, que presentaba a Olaf Scholz como candidato, con la CDU inmediatamente detrás, apenas a dos puntos de distancia. El futuro Gobierno alemán dependerá de los Verdes y los Liberales. La ultraderecha AfD, que no hace tantos años tenía incluso esperanzas de lograr la cancillería, ha quedado muy por debajo de sus expectativas, aunque cuenta todavía con un 10 por ciento de votantes. Era uno de los caballos de batalla de la todavía canciller, Angela Merkel no ocultaba su animadversión hacia el partido radical de ultraderecha en el que militaban un número importante de simpatizantes del nazismo.
No hay que olvidar que Merkel es ciudadana de la Alemania del Este, conoce bien las consecuencias de los regímenes totalitarios que no respetan las libertades ni los derechos humanos, y su etapa como canciller ha estado impregnada de sus experiencias vitales, con principios muy sólidos y contrarios al régimen comunista. Además de una austeridad que ha sido seña de identidad de su comportamiento como gobernante.
Los Verdes, antes de la cita electoral, decían que estaban en condiciones de votar a derecha y a izquierda, a CDU y al SPD. Que todo dependería de los resultados … y de lo que ofrecieran Laschet y Scholz. Los liberales mantienen también posiciones equidistantes, pero ponen el acento de sus condiciones en la economía, y no apoyarán –aseguran- al gobernante que no acepte determinadas subidas fiscales para superar la crisis económica que sufren los países occidentales, entre los que Alemania no es excepción.
Laschet era el candidato de la CDU y de Merkel, es innegable, y la propia canciller ha hecho un gran esfuerzo personal para luchar contra las encuestas, apoyando a Laschet en la campaña electoral. Sin embargo, no le incomodaría que finalmente Scholz fuera el canciller: ha sido su persona de confianza en el gobierno de coalición CDU-SPD, ministro de Finanzas y una de los miembros más sólidos de su equipo. De hecho, ha recibido votos que tradicionalmente habían sido para la CDU, porque para muchos alemanes Scholz representa mejor que Laschet la continuidad de las políticas de Angela Merkel.
