Opinión

Canciller en funciones

Podía sentarse en la bancada del gobierno del Bundestag porque Merkel sigue siendo canciller en funciones, pero la mujer más poderosa de Europa - todavía- prefirió situarse en la tribuna de invitados. Al lado del presidente Steinmeier, que como al resto del gobierno le acababa de entregar su carta de cese con unas palabras que no pudieron ser más gratificantes para la mujer que ha estado al frente de Alemania durante los últimos 16 años: “Pasará a la historia como uno de los cancilleres más grandes de la República”.

Si por los alemanes fuera, Merkel podría haber sido reelegida a pesar de que su partido la CDU -con su hermano bávaro CSU- se encuentran en horas bajas. Pero Merkel no quiso presentarse a una nueva reelección. Le presionaron hasta el último día, pero se había comprometido con su marido y, como explicó, con ella misma: se merecía tranquilidad después de toda una vida dedicada en exclusividad a la política.

Con Merkel se marcha un puntal de la Unión Europea. En estos momentos no hay un solo jefe de gobierno, hombre o mujer, que tenga tanta capacidad de decisión y de influencia en el seno de la UE. El próximo canciller es consciente de ello, aunque su partido, el SPD, aspira a mantener el nombre de Alemania muy alto. Es curioso el caso de Scholz: se enfrentaba a quien Merkel había elegido como nuevo líder de la CDU, Laschet, pero los votos fueron mayoritariamente para Scholz no solo porque ansiedad de cambio, sino también porque un sector importante de conservadores le veían como garante de la continuidad, ya que ha sido vicecanciller de Merkel en el gobierno de coalición de conservadores y socialdemócratas.

A Merkel le quedan días en funciones. Se la ha despedido con honores en todos los países a los que ha viajado en las últimas semanas. Es una figura irrepetible y se la echará de menos en Alemania pero aún más en una UE que atraviesa momentos complicados. Se queda sin una dirigente decisiva para superar tensiones internas que parecían irresolubles y mantener así la confianza en el futuro de la UE. Una dirigente dura, con criterio, defensora a ultranza de sus principios y de los principios europeos.

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