Opinión

Los chilenos rechazan la constitución del cambio

No ha sido una sorpresa. De la misma manera que fue abrumador el respaldo de los chilenos a la modificación de su Constitución, que tenía el sello del pinochetismo, era abrumadora también la percepción de que el nuevo texto sufriría un importante rechazo. Como así ha sido; más del 60 por ciento de los votos fueron en contra, todo un torpedo en la línea de flotación de Gabriel Boric, el joven político que accedió a la presidencia hace seis meses con un apoyo espectacular, y que ha ido acumulando descrédito en este corto espacio de tiempo, visualizado el domingo pasado con el rechazo al referéndum. 

El castigo se debe a múltiples razones, y entre ellas no se puede incluir la simpatía hacia el régimen pinochetista, como afirman algunos frustrados políticos y analistas de la izquierda. Si hubiera sido así, la posición favorable a iniciar un periodo constituyente no habría sido tan importante. 

El resultado negativo de ahora se empezó a percibir nada más iniciarse el proceso. La composición de la convención constituyente echó por tierra las expectativas: 155 hombres y mujeres con clara mayoría de simpatizantes de la extrema izquierda, tanto partidos como plataformas sociales. Cuando se conoció el texto que se hizo público después de un año de trabajo, incluso destacadas personalidades abiertamente progresistas expresaron sus dudas: Chile no temía a una Constitución escorada hacia a la izquierda, pero no quería saber nada de una Constitución que semejaba la de los regímenes populista-comunistas que hoy se han asentado en países latinoamericanos en los que la falta de libertades, la debacle económica y la corrupción han provocado el descrédito y la ruina.

A Boric se le achaca que no haya sido capaz de prever que el trabajo de la convención era inadecuado para un país que ostenta uno de los índices de estabilidad y progreso más altos de Latinoamérica. Y en cierto sentido se le culpa de que él mismo alentó ese espíritu extremista. Sin embargo, hay casi unanimidad en reconocer que una vez conseguida la presidencia, Boric ha dejado atrás el comunismo para acercarse como gobernante a posiciones socialdemócratas. Sin embargo, la convicción de que esa actitud podía convertirse nuevamente en extrema izquierda una vez aprobada la nueva constitución, más su falta de iniciativa para abordar con éxito la crisis económica, más el incremento de la inseguridad ciudadana, han llevado a los chilenos, obligados a votar el referéndum constitucional, a castigar a su presidente.

El reto para Boric después de este rechazo a la Constitución del cambio, es conseguir que se mantenga el compromiso de promover un nuevo texto que se redacte en un clima de unidad y consenso de las diferentes fuerzas políticas y sociales… y que salga aprobada por referéndum. Porque el pasado domingo no se rechazó masivamente una nueva Constitución, sino “esa” Constitución, la redactada por una convención que no estaba a la altura… y que sin embargo contaba con el apoyo del presidente Boric.

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