Opinión

Ciberataques: la Guerra del siglo XXI

El espionaje cibernético y los ataques cibernéticos han conseguido poner de acuerdo a países tan dispares como Estados Unidos, Japón, Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Todos ellos acusan a China de espionaje cibernético masivo.

Se producen esas acusaciones cuando una veintena de medios de comunicación occidental alertan sobre “Pegasus”, un programa de la compañía israelí NSO que según las informaciones publicadas ha permitido a los países compradores, la vigilancia de al menos 50 mil personalidades del mundo político, empresarial y periodístico. Entre ellos López Obrador, investigado, al igual que su familia y sus principales colaboradores, cuando presentó su candidatura a la presidencia de Méjico.

Pegasus, más los ataques cibernéticos promovidos por China, y las informaciones que recogen las principales consecuencias de ese espionaje cibernético, han hecho saltar todas las alarmas. Los medios de comunicación que han alertado sobre el espionaje cibernético afirman que gracias a él se preparó la operación contra el periodista saudí Khashogi, secuestrado y torturado hasta la muerte en el consulado de su país en Estambul; también se produjo la detención del narcotraficante Chapo Guzmán, y se provocó la convulsión en la vida personal del empresario multimillonario Jeff Bezos, creador de Amazon, cuando se publicaron conversaciones con su amante y su mujer le pidió inmediatamente el divorcio. La empresa NSO vendió su sistema cibernético a una larga lista de países, Méjico, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Marruecos e India entre otros, algunos de ellos regímenes con claro déficit democrático.

China no responde a las acusaciones, mientras que Israel alega que NSO solo vende su programa a gobiernos, en ningún caso a empresas ni particulares, y que Pegasus tiene como objetivo la lucha contra la delincuencia internacional y el terrorismo. No se hace responsable del mal uso que hayan podido hacer determinados gobiernos.

Los ciberataques y la utilización de los sistemas cibernéticos de seguridad, se han convertido en el la nueva guerra del siglo XXI. No hay personaje que no pueda ser neutralizado, o desacreditado, a través de una información seleccionada y hecha llegar al lugar adecuado para proceder a la destrucción del gobernante, opositor, empresario o periodista incómodo.

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