Opinión

Comportamiento ejemplar

Los estadounidenses, tan criticados frecuentemente, en muchos aspectos, son dignos de admiración. Se olvida que fueron sus soldados los que salvaron a los europeos de las garras de Hitler, y los coreanos del Sur solo tienen que mirar al espejo de la Corea del Norte para saber cómo habrían sido sus vidas si el ejército estadounidense no hubiera luchado para impedir que el comunismo más radical y dictatorial se impusiera en todo el territorio. No son los únicos ejemplos por los que habría que demostrarles agradecimiento en lugar de colocarlos siempre en la picota y criticar su política exterior.

Estos días convulsos por el resultado de las elecciones, la ciudadanía en general y la clase política en general han demostrado un sentido de la responsabilidad, una generosidad y un pensar en el bien común que no es habitual en todos los países. Con alguna excepción de manifestantes que han expresado su rechazo rotundo a Trump, la aceptación generalizada del resultado de las elecciones presidenciales es ejemplar. A pesar de la inquietud que provoca la personalidad de quien va a ser presidente a partir del 20 de enero. Por no mencionar que en muchos casos, más que inquietud provoca vergüenza porque su pensamiento choca frontalmente con la libertad y el respeto a los demás, sea cual sea su origen, raza, religión, color de piel o inclinación sexual, que forma parte de la cultura de gran parte del pueblo americano.

Ese comportamiento ejemplar se ha visto sobre todo en la principal víctima de Trump, Hillary Clinton, que tras unas horas de retiro en las que trató de buscar la fuerza interior necesaria para afrontar la situación más difícil de su vida pública, compareció para apoyar a Trump, ofrecerle su ayuda si algún día la necesitaba, y pedir a los estadounidenses que apoyaran a su presidente sin fisuras. El presidente de todos, recalcó, incluyendo a su propia persona. Parecidas palabras a las pronunciadas por Barack Obama, cuya imagen quedó deteriorada porque le afectaba directamente el vapuleo electoral de Trump a Clinton, ya que Obama se comprometió en la campaña a favor de su ex secretaria de Estado con una intensidad nunca vista antes en un presidente en activo.

Lo que proyecta Trump como presidente es una incógnita, porque la sensación que ha transmitido es que va a reconsiderar algunas de sus promesas más controvertidas. Pero el resultado del 8 de noviembre deja una certeza: Clinton es una mujer que sabe perder. Su discurso la engrandece.

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