Opinión

Donald Trump arrasa en Iowa… pero con nubes en su candidatura

Donald Trump no ha tenido rivales en los caucos de Iowa, el inicio de la carrera por la Casa Blanca. Pero eso no significa que toque con los dedos la presidencia de Estados Unidos.

Ha sacado 30 puntos de ventaja a su principal adversario, Ron de Santis, seguido muy de cerca por Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU, dos candidatos sólidos. El incuestionable éxito demuestra que Trump tiene fácil el regreso a la Casa Blanca, aunque tanto de Santis como Haley pueden ganar en algunos de los estados. Pero hay algo que enturbia la situación aparentemente invencible de Trump: sus problemas judiciales.

El expresidente cuenta con asesores eficaces que están consiguiendo que esa situación la infravaloren sus seguidores con el argumento de que se trata de una caza de brujas contra Trump, además de una injerencia en la campaña electoral. Pero se trata de un asunto serio: nada menos que 90 imputaciones, con cuatro procedimientos judiciales en los que Trump está imputado; tres de ellos estatales y uno federal. Más la resolución de los Tribunales Superiores de Maine y de Colorado que le impedirían presentarse a las primarias en esos dos Estados por su implicación en el asalto al Capitolio hace tres años. Trump ha presentado recursos, y el primero de ellos lo verá el tribunal de Colorado el próximo mes de febrero.

No cabe ninguna duda de que, si puede sortear los obstáculos judiciales, Trump será el candidato republicano a la Casa Blanca, y se quitará espinita de engrosar la lista de los escasos presidentes que no consiguieron la reelección, los últimos Georges Bush padre, Jimmy Carter y él mismo. Su revancha sería ganar nuevamente las elecciones después de haberlas perdido en el 2000, resultado que nunca aceptó y provocó que sus seguidores, alentados por él mismo, asaltaran el Capitolio en un intento de golpe de Estado que se saldó con cinco muertos.

En el lado demócrata no van bien las cosas. Biden será el candidato, como es habitual cuando un presidente intenta la reelección, no hay partido que lo discuta. Pero es un clamor que la mayoría de los votantes demócratas, e incluso la dirección del partido, desearían que fuera otro quien se presentara. Lo que solo ocurriría en el caso de que Biden renunciara a presentarse.

El problema respecto a Biden está directamente relacionado con su edad, 81, y aunque solo cuenta con 4 años más que Trump, es cierto que muestra signos de decadencia física -que no se ven en el republicano- y también psíquica; en los últimos meses se le han advertido lagunas cognitivas que ponen en duda su capacidad para ejercer como presidente.

Los ciudadanos de Estados Unidos tienen motivos para la inquietud: Trump es visto por la mayoría como el candidato que mejor se empeña en defender las esencias tradicionales del país, aunque es muy alto el rechazo a su persona; pero Biden no cuenta con la suficiente entidad como para ganar a un Donald Trump que, frente él, solo tiene un punto débil: su situación judicial.

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