Opinión

El incierto futuro de Bolsonaro

La Comisión de Investigación del Senado de Brasil que investiga la gestión del presidente Bolsonaro durante la pandemia, le acusa de al menos diez delitos, entre ellos crímenes contra la humanidad, prevaricación, falsificación de documentos y “charlatanerismo político”. Bolsonaro se ha defendido con un “Desde el principio hicimos lo que hacía falta”.

El presidente se enfrenta a una situación muy complicada desde el punto de vista judicial y político. La comisión investigadora, que ha trabajado durante seis meses, pide el procesamiento de Bolsonaro y la imputación de sesenta personas, entre ellas varios ministros y ex ministros, así como a los tres hijos mayores de Bolsonaro. Por otra parte el presidente tiene en el Tribunal Supremo Federal como responsable de dirigir las investigaciones sobre sus responsabilidades en la gestión de la pandemia a un viejo conocido, y no para bien porque son conocidas sus discrepancias: el juez Alexandre de Moraes, con fama de riguroso e implacable.

El comité del Senado organizó sus pesquisas de forma inteligente: se inició con comparecencias de expertos sanitarios y científicos y finalizó con los testimonios de docenas de víctimas del covid y familiares de fallecidos. Testimonios que han sido clave paras que la opinión pública calibrara el alcance de los fallos de gestión del gobierno y de su presidente, que personalmente impuso una línea de lucha contra el covid que todas las autoridades consideraron equivocada. La prueba es que Brasil, con 600 mil muertos, es el país del mundo con mayor índice de afectados.

Para Bolsonaro la mejor defensa contra el covid era dejar que, de forma natural, provocara la inmunidad de rebaño; promovió la obligatoriedad de tratar a los afectados con un “kit” de varios medicamentos entre ellos la hidroxicloroquina, que los científicos advirtieron que no solo no curaba sino que podía fortalecer el virus y, por último, expresó sus reticencias contra las vacunas y no ordenó desde el principio, como otros países, la campaña de vacunación. Una actitud muy cercana a la de los negacionistas, lo que permitió la expansión del covid con sus mortales consecuencias.

El futuro de Jair Bolsonaro es negro. Hasta ahora lo era por la ineficacia de su gobierno, que está provocando una gradual y masiva pérdida de votos. Segundo, porque en las próximas elecciones probablemente se enfrentara a Lula da Silva, el ex presidente que colocó a Brasil en el mejor momento económico de su historia y, tercero, porque la gestión de la pandemia puede abrir procedimientos judiciales contra el presidente.

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