Opinión

Escenario muy complicado en Portugal


Ha ganado el centroderecha, pero de forma tan ajustada que no va a ser fácil formar un nuevo Gobierno. Lo sabe el líder de Asamblea Democrática, Luís Montenegro, que, con el resultado de las elecciones en la mano -todavía provisional- no podrá gobernar si no cuenta con el apoyo de algún otro partido. Durante la campaña electoral aseguró que nunca gobernaría con Chega, el partido de extrema derecha que se puede considerar el triunfador de la cita electoral, por su espectacular incremento de votos y escaños.

La derrota del socialismo ha sido evidente, aunque esperada. Más que por desgaste, por la consternación que supuso la dimisión irrevocable de António Costa cuando fue acusado de corrupción. Un delito que se demostró que no se correspondía con los hechos delictivos que se le adjudicaban, pero no quiso mantenerse como primer ministro, a pesar de que se lo pidió el presidente Rebelo de Sousa, porque se sintió injustamente tratado cuando advirtió que una parte relevante de la población dio crédito a las acusaciones. Que por otra parte eran ciertas en lo relativo a algunos de sus colaboradores. Costa ha sido uno de los mejores políticos de Portugal, como alcalde de Lisboa primero y después como primer ministro, en coalición con el Bloque y después con mayoría absoluta cuando se negó a las exigencias de sus socios y disolvió el Parlamento para convocar nuevas elecciones, que ganó con mayoría absoluta. Hoy, Costa sigue siendo el principal referente de los socialistas portugueses, y su nombre circula como posible presidente del Consejo Europeo tras las elecciones de junio.

La situación para Rebelo es confusa. Una vez confirmados los resultados, debe designar primer ministro. Antes, los dos posibles candidatos, Luis Montenegro de AD y Pedro Nuno Santos del Partido Socialista, habrán tenido que establecer contactos con otras fuerzas para tratar de alcanzar la mayoría suficiente. La de la izquierda no es suficiente, pero sí el centroderecha si Montenegro acepta llegar a acuerdo con Chega. Pero el problema es que aseguró que en ningún caso gobernaría con el partido de extrema derecha.

Hay una posible salida que empieza a cobrar fuerza desde que se conoció el complicado escenario electoral: que Rebelo designe un candidato de tránsito, y ateniéndose a lo que recoge la Constitución, en seis meses convoque elecciones si antes no se ha podido crear un proyecto sólido que gobierne hasta el final de la legislatura.

Es el escenario que se baraja como más probable, pero para ello sería necesario un acuerdo de Montenegro con el socialista Nuno Santos y que el partido de este último aceptara una relación subordinada a un primer ministro de otro partido, después de tantos años de protagonismo socialista, sobre todo un jefe de gobierno con el peso político y personal de Antonio Costa. 

Para Rebelo de Sousa, un reto en el que su apuesta está muy condicionada por la necesidad de acertar con un candidato que garantice la estabilidad de Portugal en unos tiempos en los que se vislumbra el agravamiento de problemas internos, europeos… e internacionales.

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