Opinión

Incertidumbre en Perú

Pedro Castillo no tiene ninguna experiencia política, no tiene partido, y solo 44 mil votos le separan de su rival en las presidenciales, Keiko Fjimori. Se ha convertido en presidente de un Perú que atraviesa una grave crisis económica debida en gran parte de la pandemia, Perú es el país del mundo con mayor incidencia de covid entre aquellos con capacidad para contabiliza el número de afectados, vacunados y fallecidos. Castillo por tanto no lo tiene fácil, y la incertidumbre ha sido el sentimiento más generalizado el día que juraba el cargo. La incertidumbre y también, el miedo.

Maestro rural, inequívocamente de izquierdas, desde que decidió presentarse a las presidenciales intentó aparecer como un hombre moderado, que deseaba reformar la Constitución para promulgar iniciativas que defendieran los colectivos más desfavorecidos, fundamentalmente los indígenas. Ya electo, anunció que la economía iba a ser clave en su gobierno y presentó como futuros colaboradores algunos nombres de profesionales de izquierdas con gran prestigio profesional. Sin embargo algunas propuestas últimas, y el discurso de jura, leído de manera que daba entender que alguien lo había escrito para ser pronunciado –y asumido- por el nuevo presidente, dispararon las alarmas: da la impresión de que Castillo va a tener una gran dependencia de Vladimir Cerrón, líder del partido Perú Libre, por el que Castillo se presentó a las presidenciales. Cerrón es un político populista de extrema izquierda, con problemas judiciales por casos de corrupción, y que podría ser el auténtico presidente en la sombra, lo que no es nada tranquilizador.

Se abre una etapa difícil en Perú. Castillo anuncia una nueva Constitución cuando hasta ahora defendía la reforma de la actual, sigue prometiendo que no habrá nacionalizaciones ni expropiaciones… pero no se le ve con las manos tan libres como cuando se presentó candidato a la presidencia. Y, no se le escapa a nadie, Cerrón es afín a los dirigentes bolivarianos que se han hecho con el poder en varios países latinoamericanos.

Se comprende el escepticismo.

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