Donald Trump, ante el tribunal de Manhattan que le había imputado 34 cargos por pagar ilegalmente Stormy Daniels para ocultar que había tenido relaciones sexuales con ella, se ha declarado “no culpable” que es la fórmula que se utiliza en Estados Unidos para proclamar la inocencia
Al expresidente americano le quedan todavía un buen puñado de causas abiertas, entre ellas las relacionadas con el papel que jugó cuando se produjo el asalto al Capitolio días antes de la toma de posesión de Joe Biden. Pero no nos equivoquemos: la mayoría de la opinión pública está más pendiente del adulterio con una actriz porno que del intento de golpe de Estado.
En su rueda de prensa posterior, donde Trump se mostró contenido, lo que demuestra la gravedad de su situación, pronunció las dos frases que consideraba claves para su defensa: “Mi único crimen ha sido defender nuestro país de quienes quieren destruirlo” y “Nuestra nación se va al infierno”. Eso cala, como cala el lema con el que promueve su regreso a la Casa Blanca, “Make America Great Again”, Haz América Grande Nuevamente. Sigue por tanto su línea habitual, Estados Unidos se encuentra en grave situación y solo él, Trump, puede salvarla. Un Trump que lucha contra la izquierda radical que se ha organizado para apartarlo de la política y, sobre todo, para que no pueda defender desde la Casa Blanca a los enemigos del país.
La justicia sigue su camino, el próximo encuentro presencial de Trump ante un tribunal se producirá en diciembre. Si logra superar ese escollo, el judicial, que no es fácil, porque Trump es el único presidente hasta ahora que ha sido imputado y arrestado -aunque no le pusieran esposas ni le llevaran al tribunal dos policías- el expresidente pondrá todo su esfuerzo en ganar las primarias del Partido Republicano y ser candidato a la Casa Blanca. Misión aparentemente imposible, pero Trump sabe jugar muy bien la carta del victimismo.
En el Partido Republicano los dirigentes apostaban por el gobernador de Florida, Ron de Santis, como candidato, pero saben que sería difícil que ganara a Trump si el expresidente pudiera participar en la carrera electoral.
La primera cita con la Justicia intenta neutralizarla Trump con la comparecencia en Mar a Lago en la que se presentó como una víctima de todas las fuerzas políticas, empresariales y judiciales unidas contra él. Inteligente estrategia que han potenciado su figura entre sus seguidores, donde apenas se producen porque su estrategia funciona.
