Opinión

Nueva pesadilla para Boris Johnson: las gasolineras

Brexit, más pandemia, más desabastecimiento: el Gobierno de Boris Johnson sufre una eterna pesadilla. El último capítulo, las gasolineras, con dos tercios de ellas con el cartel de falta de carburante. El Reino Unido vive unos días de máxima preocupación, en los que se han visto incluso peleas en estaciones de servicios para hacerse con la manguera de un surtidor. Johnson ha tenido que recurrir al Ejército.

El ministerio de Energía hacía público un comunicado en el que anunciaba que “un número limitado de conductores de camiones cisterna militares deben estar preparados para intervenir”. Las asociaciones sectoriales han advertido que los camiones que transportan carburante son de grandes dimensiones, con frecuencia articulados, y obligan a una especialización de sus conductores, que deben seguir un curso de adiestramiento de varios días. Mientras, los hospitales alertan de que no llega a tiempo el personal médico y sanitario por falta de transporte, y la mayoría de los colegios anuncian que se verán obligados a volver a las clases telemáticas por el mismo motivo.

Los grupos que fueron muy activos en su posición antibrexit, que incluyen a figuras destacadas tanto del partido conservador como del laborista, recuerdan que ya advirtieron sobre las consecuencias del brexit e incluyeron entre las más importantes que, si no se tomaban las medidas adecuadas, en los meses y años iniciales habría desabastecimiento de productos básicos, incluidos alimentos y medicinas. También faltaría mano de obra porque el Reino Unido contaba con un porcentaje muy alto de trabajadores europeos, así como inmigrantes que llegaban a través del canal de la Mancha y que años más tarde conseguían regularizar su situación.

De los casi cien mil conductores de camiones de carburante, unos 20 mil eran comunitarios que regresaron a sus países de origen durante la pandemia, y que ahora no pueden volver porque el Reino Unido no les da visado. Johnson ha dado instrucciones de que se les conceda y se haga con carácter de urgencia, pero la decisión llega tarde. A lo largo y ancho del Reino Unido se vive un auténtico caos, que se agrava porque además de la falta de suministro a las gasolineras los británicos temen que con la llegada del frío no sea fácil conseguir combustible para sus calderas.

Brexit, pandemia y desabastecimiento. Tres palabras que suman desastre seguro. Habría que añadir algunas más: políticos incapaces que pecan de falta de previsión y de profesionalidad.

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