Opinión

Putin, cada vez más aislado

Anueve meses del comienzo de la guerra rusa ucraniana, es imposible predecir cuándo y de qué forma va a acabar la contienda que ha producido decenas de miles de víctimas mortales y destrozado la mayoría de las ciudades ucranianas, con bombardeos de misiles y drones de Rusia de forma indiscriminada. La única certeza es que Putin está más solo de lo que pensaba cuando inició la invasión de Ucrania, y que ese aislamiento crece cada día.

La primera sorpresa llegó de China, cuando en contra de lo que se temía -y probablemente en contra de lo que esperaba Putin- el presidente Jinping no se alineó abiertamente con Rusia, sino que ha mantenido una posición ambigua, sin participación directa militar ni tampoco política. Luego llegaron para Putin las críticas de Naciones Unidas y de la Unión Europea, y le faltaron apoyos que consideraba seguros por la cercanía política de sus regímenes. Excepto algunos dictadores latinoaméricanos, menos de los que se pensaba, pocos dirigentes internacionales expresaron su solidaridad con Rusia y sus ansias expansionistas a costa del territorio ucraniano.

Es probablemente la razón de que no hubiera acudido a Bali hace unos días para participar en la reunión del G-20. Alegó razones de seguridad, pero fueron poco creíbles. Esta semana sin embargo decidió asistir a la reunión de la OTCS en Armenia. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva engloba a varias de las antiguas repúblicas soviéticas, Bielorrusia, Kajastán, Kirguistán y Tayikistán, además de Rusia y Armenia.

Putin, que fue recibido con todos los honores en Erevan por el presidente armenio, no consiguió el apoyo explícito de sus compañeros de grupo en la declaración final, sino que en el texto se recogía un llamamiento a que los dos países que habían sido “hermanos”, Rusia y Ucrania, se pusieran a “buscar juntos la paz”. En la reunión sí hubo documentos que expresaban el compromiso para luchar contra la financiación del terrorismo y tomar medidas para el control de armas. Pero faltó una mención explícita a la guerra.

Putin además, ese mismo día, había recibido nuevas y malas noticias de la UE. El Parlamento Europeo, con la aportación de datos contrastados sobre más de 30 mil “crímenes de guerra”, aprobó una resolución en la que se consideraba a Rusia “Un Estado promotor del terrorismo”.

La respuesta a esa resolución fue casi inmediata: la Cámara europea recibió un ciberataque que los expertos del europarlamento consideraron que procedía de Rusia.

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