Opinión

Putin se quiere eternizar en el Kremlin

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha preparado la misma jugada que otros autócratas para tratar de perpetuarse en el poder. En muchos países latinoamericanos han sido frecuentes las maniobras para cambiar la Constitución del país, que tenía tasados los mandatos presidenciales, para facilitar que el gobernante de turno siguiera en la presidencia por el método de poner el contador a cero o suprimir esa limitación. Suelen ser actitudes de presidentes que han sido elegidos por métodos democráticos, con todas las salvedades en muchos casos sobre la limpieza del proceso, que consideran, por una parte, su obra de gobierno inacabada, y por otra, que no habrá otro líder político que sea capaz de hacerlo mejor que él. La realidad suele contradecir ambos extremos.   

De no haber mediado la pandemia del covid-19, que ha convertido a Rusia en uno de los países más afectado del mundo, Vladimir Putin ya tendría en sus manos el instrumento para seguir en el poder hasta 2036, cuando contará con 83 años. Una nueva gerontocracia a la que los rusos están acostumbrados después de haberla sufrido en los últimos años del régimen comunista. Las votaciones para refrendar la nueva constitución tenían que haberse realizado a finales del pasado mes de abril. La propagación del virus lo impidió y ahora los rusos disponen de siete días para votar. Una medida que sin duda es beneficiosa para la salud pública, dado que tiene por finalidad que se mantengan las medidas preventivas, pero que es vista por los opositores al Kremlin como un mecanismo que puede favorecer el pucherazo.

Se da por hecho que la reforma constitucional saldrá adelante a pesar del desgaste de popularidad que ha sufrido Putin como consecuencia de la gestión de la pandemia. En su ayuda ha acudido la propia oposición al exagente del KGB, que se ha mostrado dividida ante la iniciativa. Mientras los liberales y líderes de la oposición más populares han llamado a la abstención, los comunistas y otros partidos menores han hecho campaña por el no.

La esperanza de los opositores es que la abstención sea muy numerosa, de tal forma que se vea el rechazo a una reforma y a una votación considerada como un plebiscito sobre la política y la acción de gobierno de Vladimir Putin, pero la campaña electoral ha estado muy limitada por la prohibición de realizar mítines durante la pandemia.

A partir de 2024, cuando termina el actual mandato de seis años, Putin podrá volver a presentarse en dos ocasiones más para dirigir la más alta magistratura del país. Además, la nueva Constitución tiene otros rasgos significativos de carácter ultranacionalista, como que las leyes rusas estarán por encima de los tratados internacionales, para evitar castigos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y prohíbe la entrega de territorio ruso, para blindar la anexión de Crimea.   

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