Opinión

Resoluciones y visitas con Mariupol a punto de caer

La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha votado la suspensión de la participación de Rusia en el consejo de Derechos Humanos, por “sistemática violación de los derechos humanos”, una apreciación confirmada tras las brutales imágenes de los asesinatos cometidos por las tropas rusas en la ciudad ucraniana de Bucha. Sin embargo, la inmensa mayoría recabada en las dos ocasiones anteriores en las que se ha votado en la ONU contra Rusia se ha visto en esta ocasión muy menguada y aunque la resolución presentada por Estados Unidos y respaldada por los países occidentales ha sido aprobada por la mayoría requerida y 93 países votaron a favor de la propuesta, hubo 58 países que se abstuvieron y cerca de una veintena que no participó. Rusia había amenazado a todos los países con consecuencias en sus relaciones bilaterales si apoyaban su expulsión de un consejo que acumula demasiadas polémicas.

Mientras eso ocurría en Nueva York, en Bruselas, el Parlamento Europeo aprobaba también otra resolución de mucho calado económico pero inocua puesto que no es vinculante. Los parlamentarios europeos votaron a favor de que se paralice de forma inmediata la compra de gas y de petróleo a Rusia, por lo que recibe unos 700 millones de euros al día que le sirven para sostener el esfuerzo de la guerra. La suspensión de las compras de carbón ya puesta en marcha por la Comisión Europea es una migaja en comparación con el dinero que recibe el Kremlin por las exportaciones de gas y petróleo. Pero no es un secreto que la dependencia de algunos países del gas ruso, como Alemania, hace que la resolución del Parlamento Europeo sea un brindis al sol hasta que los mandatarios europeos decidan dar ese paso definitivo para asfixiar económicamente a Vladimir Putin, ya que se trata del instrumento más potente al margen del uso de las armas con que cuenta la UE para tratar de parar la guerra.

Otro gesto de gran relevancia, la visita a Kiev de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el responsable de la política exterior, Josep Borrell, para mostrar la solidaridad europea al presidente ucraniano, Vladorimir Zelenski ha sido recibida con el bombardeo de la estación de tren de Kramatorsk con un misil guiado en la que se encontraban unas cuatro mil personas intentando ponerse a salvo de la guerra. Una muestra más de la estrategia del Kremlin de atacar a la población civil, que la convierte en pruebas de delitos de lesa humanidad. 

Las resoluciones de los organismos internacionales y las visitas institucionales con ser gestos de gran relevancia no consiguen parar la guerra que se ha trasladado a la zona del Donbás con toda su crudeza. Las fuerzas separatistas prorrusas de Donetsk aseguran que han tomado el control del centro de Mariupol con lo que habrían conseguido ocupar toda la costa ucraniana en el mar de Azov. después de que Putin abandonara el cerco de Kiev para dedicar el esfuerzo bélico al este de Ucrania Sin embargo las autoridades del país han negado que Mariupol, en donde se encuentran todavía unas 120.000 personas, y unos 3.000 militares ucranianos que defienden algunas zonas de la ciudad haya caído. Su conquista dejaría el paso franco a las tropas rusas hacia Odesa en el mar Negro.

Te puede interesar