Opinión

El reto de la cumbre OTAN

Se inicia una nueva cumbre de la OTAN, en esta ocasión en Madrid, en un escenario que no se veía desde hacía décadas, con una guerra de  consecuencias imprevisibles pues enfrenta nada menos que a una potencia bélica como es Rusia, y a un país militar y económicamente más débil, Ucrania, que formó parte de la órbita soviética y que Putin se niega a aceptar que  actúe con plena independencia y soberanía dentro  su territorio.  Con unas fronteras que Rusia cuestiona y, de hecho,  se ha apropiado de provincias estratégicas.

La OTAN ya vivió una guerra centroeuropea en los años noventa que cambió el mapa surgido tras la Segunda Guerra Mundial, pero en esta ocasión la amenaza de Putin se cierne sobre toda Europa, con mayor peligro para los países cercanos a Rusia. Es la razón de que dos países como Suecia y Finlandia, que hasta ahora apostaban por la neutralidad, hayan solicitado su adhesión a la OTAN.

La cumbre de Madrid está impregnada por esa guerra indeseable como todos los conflictos armados, y más aún cuando Rusia no ha dudado en atacar objetivos civiles, como ha ocurrido el mismo lunes al bombardear un centro comercial en Ucrania.  El reto principal de los participantes en la reunión de Madrid es  estudiar la posibilidad de impulsar una negociación con Rusia  que ponga fin a una situación límite, contraponiéndola al bloqueo y boicot generalizado hacia Rusia y sus ciudadanos a todos los niveles, boicot que hasta ahora no se ha demostrado eficaz.

Es clave también convencer al presidente turco, Erdogan, de que levante el veto a la adhesión de Finlandia y Suecia,  que solo puede producirse si hay unanimidad de los países miembros;  como es clave estudiar en profundidad el escenario internacional,  hoy muy tensionado por la guerra ucraniana  pero en el que desde hace tiempo aparecen factores inquietantes para la seguridad mundial.

La expansión china por los continentes  sudamericano y asiático es evidente, por lo que China, convertido en la principal potencia del mundo, que además apoya a  Rusia,  es hoy  un elemento  de preocupación. Los países mediterráneos por su parte buscan que en esta cumbre salga algún tipo de compromiso de la OTAN respecto al norte de Africa, con varios países del Sahel que se han convertido en refugio del terrorismo islamista,  que no renuncia a su objetivo último de acabar con Occidente. 

Varios miembros de la OTAN, encabezados por Francia,  llevaron sus tropas al Sahel hace media docena de años para neutralizar sobre el terreno las actividades yihadistas, pero no tuvieron el éxito buscado y gradualmente han reducido su presencia de manera que las distintas marcas yihadistas se han hecho fuertes en ese vasto territorio prácticamente inexpugnable.

Para  la OTAN y la mayoría de sus socios la prioridad en esta cumbre es tomar decisiones  relacionadas con la guerra de Ucrania… pero la seguridad y la defensa mundial depende también de otros focos que deben ser tratados en profundidad en la cumbre madrileña.  Si no fuera así, la propia OTAN no tendría sentido, pues nació hace setenta años precisamente para garantizar la seguridad de sus socios,  defenderlos de cualquier agresión externa … y también del terrorismo internacional.

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