Opinión

Tensión máxima en Oriente Medio

Hacía casi 20 años que no se sufría una escalada entre israelíes y palestinos como las de la última semana. Coincidía con la celebración de tres importantes fechas religiosas: el Ramadán, mes sagrado para los musulmanes; Domingo de Resurrección, para los cristianos, y el Pesaj, día con el que los judíos recuerdan la liberación de los esclavos hebreos en el antiguo Egipto. 

Días antes, desde el norte de la franja de Gaza y sur del Líbano, zonas controladas por Hamas -el grupo que Israel y otros países occidentales consideran terrorista- se lanzaron cohetes contra Israel, que fueron respondido con contundencia con bombardeos a Gaza y Líbano y provocaron manifestaciones y desórdenes callejeros en Israel. El punto de tensión máxima se vivió en la Explanada de las Mezquitas, lugar santo para musulmanes pero también para los judíos, pues la Explanada tiene como límite el Muro de las Lamentaciones, su lugar más sagrado. 

Durante toda la semana centenares de musulmanes se encerraron en la mezquita de Al Aqsa, donde irrumpieron tropas israelíes y se incrementó aún más la tensión en toda la zona de conflicto, Israel, Gaza, Líbano y también Jordania, así como la Cisjordania palestina. Precisamente en Cisjordania se produjo un atentado que tendrá consecuencias en el desarrollo de la situación: una familia hebrea de origen británico, con padre rabino, que se instaló hace diez años en un asentamiento israelí en zona palestina, Efrat, se fue de excursión en dos coches al Valle de Jordán, cuando el primero, que conducía la madre de familia, fue tiroteado por un automóvil con palestinos, muriendo instantáneamente dos de las hijas, mientras la madre quedó en estado crítico.

El estado de alarma es generalizado, pero el atentado contra la familia del rabino ha encendido las ánimos de tal manera que se teme una escalada de imprevisibles consecuencias. Israel siempre responde a los ataques con una permanentemente denunciada desproporción, pero se defiende diciendo que no puede quedarse de brazos cruzados ante ataques de Hamas al norte y sur de su territorio. 

Coincide esta nueva escalada, que recuerda a la Intifada que tuvo tan graves consecuencias, con un momento bajo del recién reelegido primer ministro, Benjamin Netanyahu, con protestas masivas por sus políticas económicas y la imposición de medidas sociales impulsadas por el sector más ultra de su Gobierno, de extremistas religiosos.

No son buenos momentos en las relaciones entre israelíes y palestinos. Nunca lo han sido desde el nacimiento del Estado de Israel hace casi 75 años, y con el transcurso del tiempo se teme que nunca habrá paz definitiva en Oriente Medio.

Te puede interesar