La presidenta de la Comisión y su comisaria de Sanidad se enfrentan a un profundo y serio fracaso: la vacunación contra el covid 19. No amarraron suficientemente el contrato de compra de viales a Astra Zeneca y hoy se encuentran con que no llegan las vacunas prometidas ni van a llegar a corto plazo. Alemania ya ha advertido a sus ciudadanos que cuenten con que no podrá reanudar la campaña de vacunación hasta dentro de unas diez semanas.
Las versiones de la Comisión y de la empresa británico-sueca con completamente divergentes. El laboratorio, con dos plantas en el Reino Unido, una en Bélgica y otra en Alemania, afirma que nunca firmó con la UE un contrato con cantidades concretas de venta, sino el compromiso de hacer el esfuerzo máximo de producción, mientras que la comisaria europea de Sanidad afirma que el contrato se firmó antes que los de otros países y se fijaron plazos de entrega, cantidades y precios. Afirma incluso que si no fuera por ese contrato Astra-Zeneca no habría podido mantener su producción.
No se sabe quién tiene la razón última, pero es evidente que la Comisión Europea sale con su credibilidad dañada. No cumplirá con las entregas que había asegurado a los países miembros, que se han visto obligados a interrumpir sus campañas de vacunación,o no había amarrado suficientemente el contrato para para obligar a AZ a cumplirlo. Desde Bruselas insinúan que el laboratorio ha primado al Reino Unido frente a la UE, y pueden tomar medidas contra los responsables de las plantas situadas en territorio europeo. Johnson, como se esperaba, ha declarado que fue el primero en comprar las vacunas y por tanto es la UE la que debe asumir que no fue suficientemente ágil como para cerrar los tratos. En la UE también acusan a AZ de jugar con los precios: están convencidos de que ha enviado vacunas a países, como el Reino Unido, Israel o los emiratos, porque pagaban más que lo que se había concertado con la Comisión europea.
El laboratorio empaña su imagen con su falta de compromiso, pero en cierto sentido se le perdona porque defiende su cuenta de resultado. Pero la UE sale muy dañada de esta historia: no ha sabido negociar un contrato con cantidades, precios y fechas señaladas, y se encuentra con que no puede hacer frente a la pandemia más grave con que se ha encontrado en toda su historia.
