Opinión

Vencer sin convencer

El Partido Conservador encabezado por Theresa May, la ‘premier’ británica ha ganado las elecciones y volverá a formar gobierno apoyada por los diez escaños del probritánico Partido Democrático Unionista del Ulster (DUP) que le sirven para estar dos por encima de la mayoría absoluta en el Parlamento de Westminster.

Pero Theresa May no ha convencido. Como en otras ocasiones en que los líderes políticos han adelantado las elecciones para aumentar su poder ante lo que consideraban debilidad de sus adversarios han visto como el tiro les salía por la culata. Con una cómoda mayoría absoluta ha pasado a perderla, y a que se reavive la oposición interna cuando un partido no alcanza los objetivos previstos. Desde la Unión Europea y todos los gobiernos le envían el mensaje que se vaya olvidando de negociar un ‘Brexit’ duro. Ahora le tocará recomponer fuerzas ha quedado su prestigio dañado y tendrá que hacer frente a una contestación interna.

En el caso británico no se ha producido un rebrote de populismo como el que condujo al Brexit. El UKIP es el segundo derrotado tras Theresa May  y el laborismo dado por muerto prácticamente de la mano de Jeremy Corbyn y sus planteamientos izquierdistas ha conseguido movilizar a la juventud británica y ha impulsado la recuperación del voto, otra lección a tener en cuenta, a pesar de que todavía se encuentra lejos de poder ocupar el Gobierno. Si Corbyn hubiera mantenido una posición menos favorable a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, quizá incluso le hubiera ido mejor, después de haber realizado una campaña centrada en la necesaria recuperación de derechos sociales y contra el conservadurismo compasivo con las clases medias de May.

Las elecciones británicas son también un ejemplo de como las urnas mitigan o aplazan los problemas territoriales y dan lugar a procurar una mayor reflexión. El Partido Nacionalista Escocés de Nicola Sturgeon ha sufrido un duro varapalo empeñada como estaba en la convocatoria de otro referéndum por la independencia con el desiderátum de mantener al país dentro de la Unión Europea. Los nacionalistas escoceses han perdido 21 escaños cuando en la pasadas elecciones habían copado prácticamente todos los escaños en disputa, y los conservadores se han aprovechado de su pérdidas más que los laboristas. Sturgeon ya ha dicho que hay que poner el nuevo referéndum en cuarentena.

Pero es Theresa May quien concita todas las miradas por cuanto ha perdido su apuesta para salir reforzada. Los escaños, en coalición, le dan para formar un Gobierno estable, pero va a tener enfrente una dura oposición. Jeremy Corbyn, como Pedro Sánchez en España, es otro resucitado político con un programa de izquierdas, lo que indica también el camino que debe tomar la socialdemocracia o al menos que puede proponer sin complejos sus salidas a la crisis social. 

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