Opinión

Que sí, que sí

Que sí, que es verdad, que todos estamos cansados, agotados, nos sentimos asfixiados, encerrados… Que sí, que queremos salir, escapar a sitio seguro. Que es verdad, que sí, que todos hemos pagado un peaje y cada uno con su coste. Que sí, ahora se necesitará un tiempo propio para volver a respirar con calma, que sí, que son demasiados los que no podrán hacerlo nunca más. Que sí, que nos hemos visto embarcados en una situación que hasta hace dos años era pura ciencia ficción para unos; una parte olvidada de la historia para otros y una posibilidad real para la abandonada ciencia. ¿Que es bien cierto que casi todos estamos deseando una de esas pastillas de sociedades distópicas que nos suma en un sueño donde todo se olvida? Pues también. Que sí, que unos se han resentido gravemente en su economía, otros en su salud, otros en sus aspiraciones de futuro, otros en el sencillo seguir siendo y otros de todo un poco. Que sí, que ahora toca empezar a recomponerse, a caminar hacia donde se pueda y hasta a bailar. Que sí, que todo eso está claro, vivas donde vivas, tengas 15, 40 u 80 años. Que todos queremos divertirnos, reencontrarnos, abrazarnos, tocarnos y hacerlo libres de curvas que suben y bajan. Que sí, que todos, hasta los negacionistas. Que sí, que es una hartura leer y escribir sobre lo mismo una y otra vez. La cuestión ahora es cómo hacer todo eso sin perder la cordura como sociedad y no caer en justificar lo inaceptable echando mano de la llamada fatiga pandémica.

Porque no, lo que no es verdad es que unas copas de más sean la razón de matar a una persona al grito de “maricón”, que una fiesta cualquiera justifique violar en grupo, que un agotamiento físico y mental sirva de argumento para ser violentos, insultar, golpear y escupir rabia y odio. Esas son las curvas que urgen análisis para saber cómo y por qué suben. Hay bichos y males que una vez que llegan son difíciles de erradicar y su veneno puede ser de transmisión más comunitaria que este virus del Covid, empiecen en Hungría, Polonia o Dinamarca, por no salir de Europa y no entrar en España. Que sí, que hay que poner barreras y que sí, que lo vivido conlleva una larga y cara factura como para permitir que algunos aprovechen la situación para arrastrarnos hasta tiempos más oscuros. Que sí, que lo sabemos, que estamos al límite, pero aún así, hay palabras, políticas y hechos que no podemos dejar que sean. Que hay pandemias que ya han demostrado ser mucho más peligrosas que ésta y que no han sido erradicadas todavía. Que sí, que hay que mirarlas de frente e impedir que avancen. Porque si no, ¿qué nos espera?

Te puede interesar